Como preliminar al proyecto Xacobeo
93, concebido para reactualizar el Camino de Santiago, principalmente fuera de
España, la Xunta de Galicia me encargó organizar un coloquio internacional en
la Sorbonne. Las sesiones tuvieron lugar en la salle Louis Liard, del 19 al 22
de noviembre de 1991. Allí hablaron eminentes especialistas : Giuseppe
Tavani, Alison Stones, José Da Silva, Léon Pressouyre, Serafín Moralejo, Carlos
Alvar, John Williams, Lucia Gai, Vicente Beltrán, Marie-Madeleine Gauthier,
Manuel Díaz y Díaz, Anders Arfwedson. No se publicaron Actas. Aquí transcibo el
texto de mi propia conferencia.
Los poemas gallegos en las colecciones poéticas españolas de París.
Michel GARCIA
Universidad de la Nueva Sorbonne
Cuando,
accediendo a la amistosa insistencia de los organizadores, acepté elaborar una
comunicación con ocasión de estas jornadas sobre el Camino de Santiago, me
encontré ante una labor bastante difícil. Precisaba tener en cuenta, en efecto,
además de mi relativa incompetencia sobre el asunto tratado, la necesidad de
asociar París a este homenaje a Galicia y a su peregrinación, a imitación de lo
que tan bien han sabido hacer nuestros colegas historiadores del arte, bajo la
sabia dirección de Léon Pressouyre. Dirigí, pues, mis pasos hacia este Cluny
bibliográfico que es, para un hispanista medievalista, la Biblioteca Nacional
y, concretamente, al fondo de manuscritos, que guarda inestimables tesoros
literarios españoles. Allí encontré a dos viejos compañeros, estos
"cancioneros" o
colecciones poéticas que, aunque tardíos -ya que datan del siglo
XV- y en su mayor parte de origen castellano, contienen más de una composición
en gallego.
Esta
referencia me pareció, pues, excelente ocasión de insistir, después de otras
críticas, sobre la importancia y la naturaleza de esta contribución gallega a
la literatura castellana de finales de la Edad Media, en la medida en que puede
ser valorada a partir de los manuscritos conservados en nuestra BN. El tema no
es nuevo. Todos aquellos que se han interesado más o menos por la poesía
castellana de finales del siglo XIV y principios del XV dieron cuenta de esta
producción en lengua gallega. No pretendo aquí renovar la interpretación que
los lingüistas y los historiadores de la literatura nos han dejado de tales
obras[1].
Deseo al menos realizar, a partir de una lectura atenta de estos cancioneros en
la que uniré observaciones sociológicas y análisis formal, una tentativa de
valoración de esta producción en el contexto de la época. Como se tendrá
ocasión de ver, la elección del material no resulta tan arbitraria ya que
ofrece, a fin de cuentas, una información apreciable sobre la dimensión de la
aportación gallega en la nueva escuela trovadoresca castellana y sobre las
razones tanto de su permanencia como de su futura desaparición.
Empecemos
pues, si les parece bien, con una evaluación cuantitativa de esta contribución.
De las doce colecciones conservadas, únicamente dos nos interesan aquí, ya que
las otras no contienen obras en gallego, a no ser como citas de poemas en esta
lengua. Se trata del Ms 37 del fondo español o Cancionero de Baena[2],
y del Ms 216, colección de texto en que domina la prosa que denominaremos aquí,
para mayor comodidad, el pequeño
cancionero[3]. Este
último no contiene más que un poema en gallego, debido a Ruy Gonçález de
Clavijo, pero su originalidad es tal que merece nos detengamos en él. Lo vamos
a hacer al final de esta exposición. Por ahora, dirigimos nuestra atención al Cancionero de Baena.
Juan
Alfonso se Baena, funcionario encargado de las escrituras de la Corte del rey
Juan II, acabó de reunir esta colección, que dedica al soberano, entorno a
1430. Reúne las obras de catorce poetas que "habían florecido" entre
1370 y 1430. El mismo figura en el índice. El
manuscrito que se conserva en la BN es una copia del original, y presenta, en
relación a éste último, algunas lagunas compensadas
por el añadido de algunas poesías. La composición del conjunto fue
sensiblemente modificada, en un momento que ignoramos, por la inversión de
cuadernos, lo que torna complejo un estudio del índice, al no existir la
seguridad de que el contexto de un poema sea efectivamente aquel que el
compilador había ideado inicialmente.[4]
Este
cancionero aporta una información esencial sobre una producción de la cual, sin
su testimonio, se ignoraría prácticamente todo. El compilador asigna a su
trabajo un objetivo ambicioso, el de reunir toda
la producción poética escrita en arte de la poesía y del gai saber, -según la terminología tomada de los miembros del
Consistorio de Toulouse (1323)-, hasta el momento en que él decide recogerla.[5]
La información es importante, pues nos invita a leer el Cancionero de Baena no
como una antología de obras efectuada por un amateur, según sus gustos e intereses,
sino como una verdadera enciclopedia de la poesía de la época anterior a Juan
II de Castilla (1406-1454) o contemporánea de los primeros años de su reinado.[6]
El
cancionero evidencia el nacimiento de una "escuela poética"
castellana, que dará frutos abundantes y de calidad a lo largo del siglo XV.
Hasta este momento, el castellano se había mostrado de forma muy discreta en la
poesía. Prácticamente no se había manifestado más que en algunos géneros
precisos, por razones sin duda diversas que sería muy largo analizar aquí. Si no tiene más que una tímida aparición en
el género épico -aunque dando lugar a una perfecta obra maestra, el Mío Cid,- inviste, en cambio, desde el
siglo XIII, el género erudito del mester
de clerecía. Ahora bien es en el momento en que
esta inspiración y esta técnica clerical caen en desuso, a finales del siglo
XIV, cuando aparecen poetas, en cantidad consiguiente, listos para ocupar otros
territorios: el dicho narrativo, la
canción, el debate.
Nos
está permitido pues, hablar de una nueva escuela ya que los poetas castellanos
amplían su campo de inspiración y técnicas. Seria, sin embargo, falso pensar
que los hombres del rey de Castilla no habían cultivado jamás el jardín de la
poesía lírica. Simplemente, hasta ese momento, lo habían hecho en gallego. En
efecto, uno de los aspectos más originales de la poesía gallego-portuguesa es
el de haber constituido, desde el siglo XIII, un lugar de encuentro para
creadores de diverso origen geográfico. Las razones históricas susceptibles de
explicar este fenómeno son múltiples: no tenemos tiempo para exponerlas en esta
ocasión. Recordemos simplemente que la constitución de un Estado unitario
castellano-leonés no se hizo por la absorción pura y simple del reino de León
por el de Castilla, sino que el primero conservó durante un largo período de
tiempo una especificidad cultural de la cual la poesía es testimonio bien
patente. El uso del gallego constituye pues una obligación para todo poeta
castellano que practique el género lírico, hasta fecha tardía.[7]
El análisis del sumario del Cancionero de Baena nos ofrece valiosas
indicaciones al respecto.
Espero
me perdonen por aportar cifras, pero son muy significativas para que se pueda
prescindir de su cita. Disponemos hoy, gracias a los trabajos del Profesor
Brian Dutton, de un herramienta que nos permite
aprehender con la mayor seguridad la enorme producción cancioneril del siglo XV.[8]
Ahora bien, ¿qué podemos observar? De
los 6000 poemas inventariados por él, -si queremos excluir las 1000
composiciones portuguesas del cancionero de García de Resende conservado, por
otro lado, en una edición de 1516-, la inmensa mayoría están compuestos en
castellano. Entre las otras lenguas utilizadas, francés, catalán, italiano y
latín lo son en proporciones infinitesimales y alternan a menudo con el
castellano en el poema. El gallego, por su parte, dispone de un status
particular: es el de mayor presencia y alterna raramente con el castellano.[9]
Esta
presencia continúa siendo modesta, pues no se cuentan más de 66 poemas en
gallego en toda la producción recogida por los cancioneros castellanos. Pero 49
de ellos figuran en las dos colecciones de París que nos interesan, esto es,
cerca del 75 %. Si añadimos que, de los 49 poemas, 36 fueron conservados
únicamente en la versión parisina, podremos determinar el interés de nuestros
cancioneros como medio de evaluar la importancia del gallego en la poesía
castellana de finales de la Edad Media.
Pero
¿quienes fueron esos poetas que continuaron
componiendo en gallego? En el Cancionero de Baena, son seis: Alfonso Alvarez de
Villasandino, el más prolífico de ellos (22 poemas): Macías (5 poemas); Gonzalo
Rodríguez, Arcediano de Toro (5 poemas); Pero González de Mendoza (2 poemas);
Pero Vélez de Guevara (1 poema); Garci Fernández de Gerena (7 poemas).
Alfonso
Alvarez de Villasandino es el gran hombre del
cancionero, dejando a parte al compilador, como se puede comprender. Tiene el
honor de abrir el catálogo y 96 de sus poesías aparecen reproducidas en él.
Es
lícito afirmar que la colección se hizo a partir de lo que podemos considerar
un cancionero particular de este poeta, que Baena debía considerar como un precursor pero también como un talento particularmente
representativo de la producción poética de su tiempo. Y además está igualmente
fuera de duda que el compilador organiza la producción poética de cada trovador
según un orden inmutable, que se inspira en los géneros practicados por
Villasandino: en primer lugar las cantigas (canciones), después las preguntas y respuestas, y
finalmente los dezires.[10]
La
distinción entre estas diversas formas poéticas se apoya tanto en la temática y
la tonalidad como en las estructuras formales.
– Los
decires son de naturaleza narrativa, sea haciendo el elogio de un rey o de un
amigo querido o refiriéndose a aspectos de la vida cotidiana del poeta, siempre
como es habitual, mal de dinero. Utilizan tanto el verso de arte mayor, con dos hemistíquios,
como el octosílabo.
-El
juego de preguntas y respuestas toma mucho del espíritu y la forma de los
dichos. Por otro lado, a menudo estas composiciones son designadas como tales
en las rúbricas que las preceden. Demuestran la existencia de una comunidad de
poetas, incluso si varios intercambios testimonian conflictos entre algunos de
ellos. Confiriendo, si todavía fuese necesario, a esta poesía una evidente
dimensión social y son las únicas que rompen a veces los tópicos de forma y
pensamiento que modelan generalmente la inspiración de los poetas.
– Las
cantigas son de dos maneras: la cantiga de meestria, estructura abierta
de dos a seis coplas sin refrán ni repetición; la cantiga de refrán, generalmente más breve, reproduce al final de
cada copla algunos elementos del refrán inicial. Provienen ambas del género
lírico.
Fue
la forma de la cantiga la preferida
por Villasandino para componer en gallego. El Cancionero de Baena ha conservado 20, cantidad considerable, si
tenemos en cuenta que sólo retiene 26 en castellano, del mismo autor. Se trata,
en la mayor parte de los casos, de canciones encomiásticas dirigidas a las
damas, ya sea por iniciativa del poeta, sea respondiendo al deseo de algunos de
sus amigos. En el primer caso, los destinatarios son Juana de Sousa
"mançeba del rrey don Enrrique" (9 cantigas), la reina de Navarra, hermana del rey Juan I (4 cantigas), María Cárcamo, otra
"mançeba del rrey don Enrrique" (1 cantiga); en el segundo caso, doña Beatriz, esposa del conde don Pero Niño (2 cantigas).
¿Existen indicios que permitan precisar las
razones del uso de una lengua u otra? La disposición de las poesías puede
ofrecernos algunos. Se observan, en efecto, tres concentraciones de cantigas en gallego.
-a)
De 10 a 19. La serie empieza con una cantiga
dedicada a doña Beatriz y es seguida por 10 cantigas
dedicadas a Juana de Sosa, de las cuales solamente 3 usan el castellano (12, 16
y 18).
-b)
De 22 a 27. Sigue una serie de 6 cantigas
en gallego dedicadas respectivamente al rey don Juan (22), a doña Juana de
Sossa o ala reina de Navarra -el compilador duda- (23), a María Cárcamo (24), y
finalmente, a la reina de Navarra (25 a 27).
-c)
De 43 a 47. 4 cantigas dedicadas a
doña Juana de Sosa (43 y 45) y a la reina de Navarra (46 y 47), entre las
cuales se intercala una cantiga en
castellano dedicada a una dama anónima.
Este
cuadro sobre la situación de las cantigas
en gallego, dentro del corpus de obras de Villasandino, requiere algunas
aclaraciones. Sabemos, por los trabajos de Barclay Tittmann y Alberto Blecua,
que el contenido del Cancionero de Baena sufrió algunas modificaciones. Es muy
posible, por ejemplo, que la serie c) haya sido desplazada de su posición
original. Encontramos allí, en efecto, la única mención de la cualidad de Juana
de Sossa "mançeba del rrey don Enrrique" (43), mientras que las
rúbricas de las otras cantigas
dedicadas a esta dama, incluso cuando figuran antes de ésta en el Cancionero,
ya la dan por conocida ("la dicha doña Juana de Sossa" o "la
dicha doña Juana"). En buena lógica, la composición 43 debería pues
encontrarse antes del poema 11. Lo que nos podría llevar a situar la serie c)
exactamente antes de la serie a). Las consecuencias de tal transposición, sin
ser improductivas, son poco importantes para el análisis que efectuamos aquí.
Como mucho, esto tendría como efecto reducir las series a dos y aumentar
sensiblemente la primera.
La
segunda precisión que es necesario hacer se refiere a los motivos de este
acomodo ¿A que normas responde? La identidad del destinatario es un criterio visible en la
constitución de las series: serie de cantigas
de elogio a la ciudad de Sevilla (28 a 31 bis), a la Virgen (1 y 2) e a doña Mayor,
segunda esposa del poeta (5 y 2 -y tal vez más, teniendo en cuenta que el
manuscrito presenta en ese lugar una laguna). Este criterio actúa también en
las series de mayoría gallega en favor de doña Juana de Sossa (11 a 19, a
excepción de la 12) y, en menor grado, en favor de doña Beatriz y de la reina
de Navarra.
Otro
criterio contemplado en alguna ocasión sería de carácter temático y formal. La
muestra más clara viene constituida por las cantigas
40 a 42, cuyos primeros versos presentan una analogía verbal evidente:
40: "Por vna floresta estraña / yendo
triste muy pensoso"
41: "Por vna floresta escura / muy açerca de vna presa"
42: "En muy esquiuas
montañas / apres vna alta
floresta".
Se
podría decir lo mismo para las dos composiciones que siguen:
43: "Amorosso rryso angelical"
44: "Vysso
amoroso / duelete de my".
Se ha
visto también en esta acomodación, y gracias a la lectura de las rúbricas de
los poemas, una clasificación cronológica de las obras de Villasandino.[11]
No se puede desdeñar la hipótesis en relación a las cantigas, pues el pequeño número de damas aludidas resulta
compatible con un período de escasa producción. Sin embargo, el argumento no
vale una vez que situamos a las damas en el tiempo. Doña Juana de Sossa, si
acreditamos en Azáceta, fue una amante del rey Enrique II y se habría retirado
de la vida cortesana a la muerte de éste último. Los
poemas que se le dedican serían pues anteriores a 1379. La
infante Leonor, hija de este rey, pasó a ser reina de Navarra en 1387,
cuando su marido, Carlos III, accedió al trono. La cantiga 26 es probablemente de 1375, fecha de su boda con el
príncipe navarro. Sin embargo es delicado dar una fecha para las otras, incluso
si la mención "reina de Navarra" que presentan las rúbricas nos
conduce a situarlas después de 1387: puede tratarse, efectivamente, de una
expresión fácil del compilador, que trabaja en una época en que la turbulenta
Leonor es conocida como "la reina de Navarra".[12]
Nadie duda que en esta época su posición le hubiese permitido mantener a su
lado numerosos pretendientes de buena familia capaces de inspirar versos
elogiosos a Villasandino (41). El autor de la Crónica de don Pero Niño[13]
afirma que ella todavía participa en los divertimientos públicos en la época
de la regencia de su sobrino, Fernando de Antequera, entre 1406 y 1412. Otra
dama celebrada por Villasandino, Beatriz, aparece en la misma crónica, cuyo
héroe será su marido, alrededor de 1409. Finalmente, juzgando por el tono
desengañado de la cantiga 6, nuestro
poeta ya pasó la edad de los entusiasmos amorosos cuando dedica este poema a su
"última" mujer.
Todo
nos lleva a pensar, en consecuencia, que Villasandino utiliza el género de
la cantiga durante la mayor parte de
su vida como poeta. Ahora bien, en las series descritas anteriormente, el
gallego coexiste con el castellano. Es, pues, necesario buscar otro motivo
diferente a la cronología de la escritura para explicar la razón de ser de esta
lengua dentro de su producción.
La
presencia simultánea de composiciones del mismo tipo, dedicadas a las mismas
personas, puede darnos alguna luz al respecto ¿Qué distingue, por ejemplo, la cantiga 12, escrita en castellano, de
las cantigas escritas en gallego que
la rodean? ¿Qué pudo llevar al poeta a alejar cuidadosamente cualquier
galleguismo de expresión? Nada en el tema, ni en el tono; tal vez simplemente
un deseo de respetar la verosimilitud, ya que la escena se suponía acontecer
"cerca del Guadalquivir". Es este mismo deseo de verosimilitud lo que
parece presidir la elección del castellano para los poemas dedicados a la
ciudad de Sevilla (28-3 bis). De la misma manera, para las composiciones 5 a 9,
se podría descubrir el
conocimiento
del origen familiar de los destinatarios: tanto Juana de Sossa como Beatriz
pertenecen a familias venidas de Portugal. Pero ¿cómo explicar entonces que el
poeta dedique numerosas cantigas en
gallego a la reina de Navarra, y que utilice esta lengua para dirigir una
recuesta al rey don Juan de Castilla? Que este último desposase en segundas
nupcias a una princesa portuguesa no constituye una explicación suficiente,
estaremos de acuerdo: que se sepa, el poeta nunca hizo uso del navarro a
propósito de la reina Leonor.
Hay
que rendirse ante la evidencia, Villasandino manifiesta, el lo referente al
género cantiga una cierta
predilección por el gallego. Esta predilección se manifiesta igualmente en el
plano formal por una mayor diversidad de formas métricas en las composiciones
compuestas en esta lengua que en aquellas compuestas en castellano. Debemos ser
prudentes, pues el corpus no es demasiado amplio para autorizarnos conclusiones
indiscutibles, pero se percibe una tendencia neta, por parte del poeta, a
reservar el gallego para las innovaciones métricas, que son a veces de una considerable
complejidad.[14]
¿Se
pueden aplicar estas consideraciones a los decires narrativos? He aquí un
inventario descriptivo (Utilizo la numeración de conjunto de las composiciones
de Villasandino).
21.
Amigo señor franqueza desdeña: bollicios nin guerra por sen enlocados. 3×8, 3.
Arte mayor.
Respuesta
a una pregunta, también en gallego de "un bachiller en artes de
Salamanca".
22.
Pues de cada dia nascen: deitadores. 5×9,5. (octos + 1 tetra).
Dezir a
manera de pregunta e rrecuesta contra los trobadores.
23.
Garcia amigo ninguno te espante: ganaste vileza en canbio astroso. 4×8…arte
mayor.
Dezir
contra Garcia Fernández de Gerena quando se torno moro.
24.
Andando cuydando en meu ben cuyde: de meu gran cuydado porque me lexasse. 1×8.
Copla
(de arte mayor) de consonantes doblados "por escura"
25.
Conselladme ora amigo: como me mandays que syga. 8,4 octos
Dezir
fecho por arte de macho e fenbra.
26.
Amor poys que vos vejo os boos fugyr: porque me fazedes morrer nin penar. 4,8×4
Dezir
contra el amor (responde al anterior, en castellano, "loando al
amor")
27. A
quen ajuda o rey ensalçado: fugir mays vn mago cuytado. 4×8
Autoría
dudosa. A don Gutierre de Toledo quando fue electo de Toledo (?)
La
poesía 21 es una respuesta. Concluye
en un largo intercambio entre un bachiller en artes y nuestro poeta (B84-95).
Este intercambio se hace en castellano a excepción de la última pregunta del
bachiller que está compuesta en gallego, lo que provoca, naturalmente, una
respuesta en la misma lengua. La misma tonalidad, a la vez erudita y polémica
se continua con la 22, una recuesta contra los rimadores de todo género,
encuentra un ataque contra los malos poetas y, al mismo tiempo, una defensa e
ilustración del oficio y del talento del autor.
El decir contra García Fernández de Gerena,
aunque se corresponde a la misma vena burlesca y polémica, ofrece, debido a su
tema, una posible justificación en la elección del gallego. Utilizar la lengua
donde reposa el Apóstol Matamoros no es algo fortuito cuando lo que se pretende
es denunciar una apostasía en beneficio del Islam.
El
"decir contra el amor" (25) no puede ser separado del anterior,
dedicado, a hacer elogio del dios. La relación entre estos dos poemas es tanto
más evidente cuanto que los dos presentan analogías formales: la misma estrofa;
la misma disposición de rima; y finalmente, la rima a (ar), constante a lo
largo de todo el primero, la reencontramos en la clausura del segundo. Sin
embargo, solamente el segundo está compuesto en gallego ¿Debemos interpretar
este hecho como una manifestación de la propensión del poeta a recurrir al
gallego cada vez que hace uso de la invectiva?[15]
Las
composiciones 24 y 25 tienen en común el hecho de ser puros ejercicios de
virtuosismo. La primera, que se basa en la figura etimológica a partir de la
raíz cuydar, se inscribe en la doble
tradición del trobar clus admirado
por los trovadores, y también a los grandes retóricos. Para la segunda, el
juego consiste en asociar a la rima dos palabras idénticas con tal que una acabe en -o y
la otra en -a, de donde las palabras
de la rúbrica que habla "de arte de macho y hembra".
El
número demasiado pequeño de poemas afectados, la variedad de temas
así como la diversidad de las circunstancias de escritura no permiten, a partir
de la elección lingüística de composición, sacar conclusiones más seguras que
lo que nos permite el análisis de las cantigas.
No podemos dejar de mostrar la relativa originalidad de una composición dada en
relación con el contexto: así el poema 24, que se inscribe en una serie de
cuatro poemas considerados enigmáticos por el compilador, de los cuales tres
están escritos en castellano. Sin embargo, podemos descubrir dos motivaciones
principales en el poeta, cuando decide expresarse en gallego: ya sea por una
actitud polémica, sea por un deseo de virtuosismo. Esto nos lleva, como era
destacado anteriormente, a dos grandes corrientes de la poesía provenzal
francesa: la corriente satírica representada por el sirventés y la corriente de escritura hermética que tantas veces
tentó a los poetas eruditos. ¿Nos causaría admiración que a finales del siglo
XIV y principios del XV, un imitador castellano prefiera a veces usar la lengua
gallega para retomar esas prácticas y ese espíritu poético? Ciertamente no, si
considerásemos que la producción en esta lengua sirvió, en la Península, de
receptáculo y aposento para la poesía de los trovadores.
Pero
igualmente significativo de la especificidad del gallego, como lengua poética,
para Villasandino, es el inventario de géneros y temas en que esta lengua no
aparece. Destacaría dos casos particularmente "elocuentes". El
primero concierne a la poesía "política", esto es la que hace un
elogio de un protector, rey, príncipe, grande del reino a quien se pueden
dirigir los elogios fúnebres y epitafios poéticos de ilustres desaparecidos.
Esta vena poética, lenta en su manifestación durante los reinados de los tres
primeros Trastámaras, adquiere proporciones más considerables, -por causa de la
necesidad-, al final de la vida de Villasandino. Pero la inspiración que da
lugar al mayor número de obras en que el gallego está ausente, es aquella que
induce al poeta a solicitar la ayuda de estos protectores. Esta literatura
literalmente "alimenticia" está exclusivamente en castellano.
A
pesar de lo limitado del corpus, como fue señalado, vemos, pues, dibujarse
ciertas tendencias en el uso que Villasandino hace del gallego. La ausencia de
inspiración trivial tiende a conferir a esta lengua el status de lengua noble,
"poética". Su dominio predilecto es la alabanza del amor y de la
mujer amada. Pero también asume una parte de la herencia de la poesía de los
trovadores, que se utilizó en la península desde el siglo XII, lo que le
permite introducirse en el dominio de la sátira, sin llegar al de la picardía,
el erotismo o la escatología. Finalmente digamos que aparentemente tampoco
manifiesta demasiada predilección por los poemas largos, como si temiese agotar
en breve la capacidad de recepción de los oyentes. Lengua de la tradición que
había dejado de ser familiar, interpreta el papel de esas viejas primas a las
cuales se continua, en las casas antiguas, dejando el cuidado de ciertos labores, reduciéndoselos para confiarlos a brazos
más vigorosos. Lo que parece evidente, en todo caso, es que Villasandino vivió
este arrinconamiento de la lengua poética gallega a un dominio cada vez más
reducido. No podemos descartar que el mismo haya tenido consciencia de ello y
que la importancia relativa de su producción en esta lengua sea el resultado de
un deseo de prolongar su permanencia.
Pero
volvamos nuestra atención al resto de los poetas del cancionero que compusieron
en esta lengua, e intentemos verificar si se repiten en ellos las tendencias
detectadas en la obra de Villasandino.
No
vamos a poder obtener mucha luz de la obra de Gonzalo Rodríguez, ya que sus
cuatro cantigas
así como su decir-testamento están
compuestas en gallego. Tratándose del archidiácono de Toro, villa del reino de
León, talvez podamos ver en este hecho el simple recurso a la lengua
naturalmente usada por este personaje, aunque su gallego no ofrezca mayor
autenticidad de la que hacen gala los poetas de origen castellano.
El gallego
Macías, poeta enamorado por antonomasia, cuenta con cinco cantigas. Solamente dos fueron compuestas en su lengua natal. Se
distinguen de aquellas que las acompañan por analogías formales evidentes:
coplas de 7 versos seguidos de un pareado; la misma disposición para las rimas:
los pareados corresponden a inserción de proverbios, en un caso, citas (trebellos), en el otro. Ambas nos
remiten a un corpus de textos preexistentes, que, creemos, determinaría la
elección lingüística de la composición.
De Pero
González de Mendoza el compilador nos ha trasmitido cuatro poemas, todos de
inspiración amorosa[16].
Dos están en gallego: se trata de desfechas
o canciones que prolongan o ilustran líricamente un tema tratado anteriormente
de manera más narrativa. Pero abstengámonos de sacar conclusiones apresuradas,
pues el poema que sigue a estas dos desfechas
es una pastorela, cuya tradición gallego-portuguesa habría podido justificar su
redacción en gallego y no en castellano, como es el caso.
Análogo
es también el caso de Garci Fernández de Jerena, incluso si el número de poemas
reproducidos es superior: doce en total. La elección de la lengua no parece
responder a una necesidad claramente perceptible. La transformación del poeta
en ermita, sus plegarias y súplicas dirigidas a Dios en el mismo momento en que
se preparaba para traicionarlo por el amor de una bella musulmana, después
-circunstancia agravante- por los bonitos ojos de la hermana de ésta, dan lugar
a composiciones en una u otra lengua. El último poema reproducido merece una
mención especial. Se trata de una canción de condenado hecha con ocasión de la
ejecución pública en Segovia de un cierto Fernán Rodríguez[17].
La elección de la lengua puede venir determinada por un deseo de realismo si el
condenado fuese gallego o leonés.
Finalmente,
de Pero Vélez de Guevara, tenemos seis poemas, cuatro dichos y una cantiga. Sólo un dicho
está compuesto en gallego. Se trata de una composición satírica contra una dama
de la nobleza entrada en años, muy fea y demasiado pobre para poder pretender
encontrar un marido.
La
contribución de estos poetas en el cancionero no contradice pues las hipótesis
lanzadas a partir del análisis de las obras de Villasandino. Los géneros que no
fueron practicados por Villasandino en los poemas en gallego tampoco lo fueron
por sus contemporáneos: ni composición política, ni literatura
"alimentaria"; un posibilidad de elección,
por el contrario para el impulso lírico o la sátira.
Hasta
ahora, para designar la lengua empleada por estos poetas, he utilizado el
adjetivo "gallego", mientras que los lingüistas que se interesaron
por estos textos destacan el carácter híbrido de esta lengua, que sería mejor
caracterizado como castellano mezclado con gallego. De la misma manera se han
podido definir diferentes grados de galleguismo según el origen de los poetas[18]
El debate lingüístico es perfectamente respetable y no intentamos ocultarlo.
Pero es de poca utilidad en una aproximación no estrictamente ligüística a esta
producción. Lo que está en causa no es el grado mayor o menor de galleguismo de
estos poemas, sino la presencia de características lingüísticas que rompen la
norma castellana. Pues esta sola presencia, por modesta que sea, resulta
significativa de la voluntad de ligar esta poesía a una tradición que, en
ocurrencia, es más sociológica y literaria que lingüística. Con que hubiese un
único elemento de fonética gallega en cada poema sería suficiente para
obligarnos a tener en cuenta el fenómeno y reconocer que no se trata de
literatura castellana. Y esto nos llevaría a interrogarnos sobre las razones de
una separación en relación a la norma lingüística del castellano. Estas
divergencias tienen el valor de signos y tenemos que interpretarlas[19].
¿Señal de un origen geográfico? ¿De una reivindicación de "patria"
literaria peninsular, frente, al castellano-centralismo y a la influencia,
considerada excesiva, de la literatura ultrapirenaica? ¿Indicio de una
identificación generacional frente a la nueva escuela castellana? ¿O todo ello
a la vez? He aquí lo que convendría estudiar detalladamente.
Para
cerrar esta exposición, me propongo presentarles rápidamente otro texto
contenido en el Pequeño cancionero de
Paris. Tendremos así la ocasión de verificar si ciertas conclusiones propuestas
anteriormente son aceptables fuera de la producción contenida en el Cancionero de Baena o si se trata de una
característica específica de este último.
Podemos
suponer que esta colección fue compuesta en el scriptorium de la familia del Canciller Ayala. Lo esencial de las
obras y documentos que contienen datan de los primeros años del siglo XV y
algunas pertenecen a poetas que figuran entre los de la primera generación del Cancionero de Baena.[20]
La obra que nos interesa aquí es un poema de 5 octavas de octosílabos de la
pluma de Ruy González de Clavijo, cuando se prepara para embarcar, en 1403, con
intención de dirigir una embajada del rey Enrique III de Castilla al Tamerlán.
Su mujer, doña Arias Mayor, dedica una súplica al mar no exenta de amenazas,
pidiéndole que cuide a su marido durante una expedición tan peligrosa. Se
trata, de hecho, de una imitación de un villancico
popular, como lo ha demostrado Jane Whetnall.[21]
En
esta composición, la joven mujer deja entrever algunas notas de sinceridad
tanto más perceptibles cuanto su estilo es a menudo torpe y ajeno. Su marido le
responde en un tono más ligero, no sin algún conformismo de escritura o
torpezas formales, defectos que denotan también un aprendiz de rimador. Estas
composiciones no merecerían figurar en lugar destacado dentro de la poesía
castellana si no presentasen algunas características extraliterarias dignas de
mención. La principal es, sin duda, que el poema de Doña Mayor Arias es una de
las raras obras que testimonian una creación femenina. Pero es otra
característica lo que me hace mencionarla aquí: el hecho de que el marido
responda en gallego.
Henos
aquí sumergidos de nuevo en una problemática bastante próxima de la que
encontramos en la colección de Baena. La asociación de dos obras compuestas una
en castellano, -la de la dama-, la otra en gallego, -la del marido- lleva a
preguntarnos sobre esta dualidad y esta coincidencia de dos lenguas diferentes
en un único contexto. Jane Whetnall cree descubrir, en estas dos preferencias
opuestas, una contradicción simbólica: la adesión a la moda por parte del
hombre; la misión de conservar la tradición autóctona en la mujer. En suma, el
hombre, que detenta el poder, se ligaría a una cultura erudita, cortesana,
mientras que la mujer, sometida a la imagen de las clases inferiores, sería
guardián del templo de la cultura popular. Sería lo mismo que la elección de
Clavijo revelaría aquí un simple snobismo en la escritura. La hipótesis de J.
Whetnall tiene la ventaja de interesarse por la dimensión sociológica de la
creación literaria que convendria no olvidar, pero me parece que peca de
perspectiva histórica. Pues supone, de hecho, la anterioridad del castellano a
respecto del gallego y, indirectamente, la anterioridad del poema de Clavijo en
relación al de su mujer.[22]
Esta
escoge componer en castellano su vigorosa puesta en guardia contra un mar
personificado. Que lo único que haga sea prolongar así el modelo poético que se
ha impuesto no aporta ninguna explicación convincente, pues habría que explicar
también la elección primordial del villancico
en castellano. ¿Porqué recurre su marido al castellano? Nadie sin duda lo sabrá
jamás. Observemos, no obstante, que su poema no es propiamente hablando, una
respuesta al de su mujer ya que éste no había sido propiamente dirigido a ella.
Como mucho se apoya en la evidente tristeza de su mujer en el momento de su
partida para asegurarle fidelidad durante su larga empresa. Pero no olvidemos
sobre todo que se trata de una literatura servil, que no hubiese tenido derecho
de presencia en un cancionero tal como el de Baena, incluso si la notoriedad de
Clavijo, autor de una narración de su expedición muy apreciada, lo tornaba
digno. Probablemente se trata de una práctica profunda de la poesía, a un
reflejo de escritura anclado en comportamientos literarios de toda una
generación de lectores.
Ahora
bien, ¿qué observamos? De las cuatro coplas de su poema, Clavijo compone cuatro
en gallego y uno, el último, en castellano. ¿Simple relajamiento de la atención
del autor cuya capacidad de llevar a buen término un poema en gallego
sobrepasaría sus fuerzas?[23] La razón es sin duda más simple. En las dos
últimas coplas, en efecto, el poeta acaba con proverbios. Ahora bien el que incluye en la copla 5 está en castellano. Talvez
Clavijo haya simplemente puesto de acuerdo su texto con la conclusión. Lo que
nos llevaría a concluir que la alternancia de castellano y gallego demuestra
que a los ojos del poeta no existe una verdadera contradicción entre estas dos
lenguas poéticas, una vez que es capaz de asociarlas en el mismo poema.
No
estamos, pues, tan lejos, en consecuencia, de la problemática levantada por la
presencia de una poesía gallega en el Cancionero
de Baena. Si el desarrollo posterior de la producción poética en Castilla
nos muestra que el gallego está cayendo en desuso, continúa, a principios del
siglo XV, ocupando un lugar no desdeñable en la práctica de los poetas
castellanos. No constituye en absoluto un corpus extraño en trance de expulsión sino, al contrario, un
recurso útil en ciertas circunstancias de género o tema. Mientras que los
poetas continuaron practicando ciertas formas tradicionales o creyeron
continuar una cierta tradición poética, no dudaron en utilizar la lengua de los
poetas del reino leonés. Será, a fin de cuentas, la aparición de nuevas
corrientes, principalmente la de la poesía alegórica inspirada en los
italianos, lo que los llevó a abandonar una lengua que no tenía ninguna carta
de nobleza que hacer valer en este dominio. Y si hubo snobismo, sospecho que
debió funcionar como un factor de rechazo por parte de los poetas que antes intentaban
imitar a un Francisco Imperial y a sus discípulos que mantener una tradición
que los podía hacer pasar por retrógrados.
Nada
nos permite, en todo caso, pensar que los poetas de finales del siglo XIV y
principios del XV viviesen de forma pasiva esta coexistencia de las dos
lenguas. Tuvieron que asumir a las dos y se separaron de una de ellas cuando
les pareció que ésta había dejado de ser vigente.
Poemas de Alfonso Alvarez de Villasandino
1-2: dedicadas à la Vierge
3. La novela esperança : adorando el seu
pendon. 7×4 octos.
Cantiga. en loores del rrey don Juan,
fijo del rrey don Enrrique el viejo, quando rreyno nuevamente.
4: dezir
al Infant Ferdinand
5-6: cantigas
a doña Mayor, "última" esposa del poeta
7-9: cantigas
a diversas damas
_________________________________________
Série a)
10. La que syenpre
obedeçi: sy es doña nin donzella 3×8 octos + Tris en 5.
Cantiga por ruego
del cond don Pero Niño por amor e loores de doña
Beatriz su muger
11. Entre Doyro y
Miño estando: que no mundo muyto mal 6×8 octos.
Cantiga por amor e loores de doña Juana de Sossa.
12: a doña Juana de Sossa
13. Poys me non
val seruir nin al: que ten meu cor. 4 (octo-penta), 4×10
(4 octos + 6 pentas.)
Cantiga por amor e loores de doña Juana de Sossa
14. Desque de vos me parti: elo non cessan
chorando. 3×8 octos
Cantiga por amores e loores de vna señora.
15. Bien aia miña
ventura: muytas vezes he folgura. 4,5×8 octos.
Cantiga por amor e loores de doña Juana de Sossa.
15bis. Ay meus
ollos que quisistes: mellor non vy. 4×11 (2 octos + 2 pentas).
16. Acabada
ffermosura: loare ssempre de grado. 4×8 octos.
Cantiga a Juana de
Sossa.
17. As doncelas
denle onor: por quen nonbrar non oso. 4×9 (4 octos + 3 tetras-pentas + 3
octos), 5 (2 tetras-pentas + 3 octos)
Cantiga por amor e loores de doña Juana de Sossa.
18. Crueldat e
trocamento / morrey sin meresçimento
Cantiga por amor e loores de Juana de Sossa
19. Tempo ha que
muyto affane:de meus ollos non vos ver. 4×8 octos.
Cantiga por amor e loores de doña Juana de Sossa.
________________________________________
20: id. 15
21: contra el amor
______________________________________
Serie b)
22. Triste ando de
convento: non entendo ser guarydo. 4×14 octos-tetras-pentas.
Cantiga de loores
del rey don Juan como a manera de petición
23. Syn fallia me
conquiso: desta señora mia. 6,4×13 octos-tetras-pentas.
Cantiga por amor e loores de doña Juana de Sossa o a la reina de Navarra.
24. Byua senpre
ensalçado: y heu ledo e muy pagado. 4,5×8 octos.
Cantiga por amor e loores de doña Maria de Carcamo, mançeba del rrey don
Enrrique.
25. Ay que mal aconsellado:bon parescer acabado. 4,5×8 octos.
Cantiga por amor e loores de la reina de Navarra, hermana del rrey don Juan.
26. Tryste soy por
la partida: poys non so nin fuy fallida. 4,3×8 octos.
Cantiga quando
desposaron la rreyna de Navarra con don Carlos porque sse yua.
27. Poys me non
val: vos mandade guarirme. 4,3×8 pentas-octos-alternos.
Cantiga por manera
de desfecha a la cantiga anterior. A la reina de Navarra.
________________________________________
28-31bis: à la ville de Séville
32: a Beatriz
33. Loado sejas amor : tu sejas meu
judgador. 4, 4×8 octos.
Cantiga al conde don Pero Niño por amor
e loores de la dicha doña Beatriz
34-39bis: dezires à la mort d’Henri III
__________________________________________
33. Loado sejas
amor: tu sejas meu judgador. 4,4×8 octos.
Cantiga al conde don Pero Niño por amor e loores de la dicha doña Beatriz.
34-39bis: dezires à la mort d’Henri III
__________________________________________
Serie c)
40-42: cantigas a diversas damas
(anónima; del séquito de la reina de
Navarra y Beatriz)
43. Amorosso risso
angelical: dolor e grant cuyta mortal. 4,2×8 octos.
Cantiga por amor e loores de doña Juana de Sossa, mançeba del rrey don
Enrrique.
44: a una dama anónima
45. De grant cuyta
sofridor: ande e ando e andare. 4×8 octos.
Cantiga por amor e loores de la dicha doña Juana de Sossa.
46. Por amores de
vn estrella: certo soy por seu talante. 4×8 octos.
Cantiga
en loores e alabança de la señora reyna de Navarra.
47. Desseoso con
desseo: desseando todavya. 4×6 octos.
Cantiga por
desfecha de la anterior (19)
48-51: à doña Juana de Sossa
Preguntas y respuestas, Dezires.
21. Amigo señor franqueza desdeña :
bollicios nin guerra por ser enlocados. 3×8,
3. Arte mayor. Respuesta a una pregunta, también en
gallego de « un bachiller en artes de Salamanca ».
22. Pues de cada dia nascen :
deitadores. 5×9, 5. (8 octos+ 1 tétra). Dezir a manera de pregunta e rrecuesta contra los
trobadores.
23. Garcia amigo ninguno te espante :
ganaste vileza e canbio astroso. 4×8… arte mayor. Dezir contra Garcia Fernández
de Gerena quando se torno moro.
24. Andando cuydando en meu ben cuyde :
de meu grant cuydado porque me lexasse. 1×8. Copla (de arte mayor) de
consonantes doblados « por escura ».
25. Conselladme ora amigo : como me
mandays que syga. 8,4 octos. Dezir fecho por arte de macho e fenbra. Le
suivant, en castillan, aussi.
26. Amor poys que vejo os boos fugyr :
porque me fazades morer nin penar. 4,8×4. Dezir contra el amor (responde al
anterior, en castellano, "loando al amor")
27. A quen ajuda o rey ensalçado : fugir
canto mays vn mago cuytado. 4×8. Autoría dudosa. A don Gutierre de Toledo
quando fue electo de Toledo (?)
Poys me boy sin falimento onde Deus touer por ven de vos Deus consolamiento que todo el mundo manten Señora de prez loada do meu cor faze morada con que falledes plazer. Deus vos tena en seu encomenda porque sejades guardada de todo mal syn contienda de alegria aconpañada de lealtad bien guardada porque en toda vosa vida amedes muy puramenta mi que soy voso seruiente. Que por donde quier que fore boso serie syn dudança menbrandou de gentil flor de bosa gentil senblança por la qual mi coraçon sufrira tribulaçion fasta que seja tornado ver voso viso adonado. |
Meus amigos toda ora quantos me queredes ben confortad a mi señora que non cure de otro rren synon de lexar tristura et veuir en grand folgura que el que ben atende auer non deue quexoso ser. Que non fare demudança della en ninguna guisa que por firme lealtança amor me dio por deuisa por lo qual a Deus plaziendo escreui asy diziendo que el que bien esta e se muda non faz como Rex ssesuda. |
[1] La
síntesis más reciente es la de Claudine POTVIN, Illusion et pouvoir. La poétique du Cancionero de Baena,
Montréal-Paris, 1989. Debemos añadir el excelente trabajo de Giovanni CARAVAGGI
« Villasandino et les derniers troubadours de
Castille ». Mélanges offerts à Rita Lejeune, Gembloux:
éd. J. Duculot, 1969. Vol.I.P.397-421.
[2] Lo
he consultado directamente. He utilizado igualmente la edición de José María
AZACETA. Madrid, 1966.
[3] Una
edición del cual se encuentra en curso por D. Severin y yo mismo.
[4]
Alberto BLECUA, « Perdióse un quaderno…Sobre
los cancioneros de Baena ». Anuario
de Estudios Medievales. Barcelona, 1974-1979. P. 229-226.
[5]
« en el qual libro generalmente son escriptas e puestas e asentadas todas las cantigas […] e
todas las preguntas […] e todos los otros muy gentiles dezires […] e todos
los otros muy agradables e fundados proçessos e requestas que en todos los tiempos passados fasta aqui fizieron e ordenaron e
composieron e metrificaron el muy esmerado e famoso poeta maestro e patron de
la dicha arte Alfonso Aluarez de Villasandino e todos los otros poetas frayles
e religiosos maestros en theologia e cavalleros e escuderos e otras muchas
personas sotiles que fueron es son muy grandes dezidores e omnes muy discretos
e bien entendidos en la dicha graciosa arte » (el subrayado es
nuestro).
[6] Para
ser más exacto, deberíamos precisar que Baena no se interesó por cualquier tipo
de poesía. Solamente la poesía culta, la que se escribía, y a condición de que
respetase las reglas de composiciones establecidas por los cultivadores del gai saber. Pero, dentro de estos
estrictos límites, podemos pensar que el compilador no quiso hacer una
selección. Un estudio cuantitativo de la importancia relativa de las
producciones, en función de la lengua utilizada, me parece pues perfectamente
justificable.
[7] Cf.
un precioso testimonio, que data de ca
1449, del Marqués de Santillana : « E despues fallaron esta arte que
mayor se llama e el arte comun creo en los reynos de Galizia e de Portogal
donde no es de dubdar quel exerçicio destas sçiencias mas que en ningunas otras
regiones e provinçias de la España se acostumbro en tanto grado que non ha mucho tienpo qualesquier dezidores e
trobadores destas partes agora fuesen castellanos andaluzes o de la Estremadura
todas sus obras componian en lengua gallega o portuguesa […] ». (El
subrayado es nuestro). Cara-Prohemio al Condestable de Portugal. Obras Completas. Ed. A. Gómez Moreno et
M.P.A.M. Kerkhof. Barcelona: ed. Planeta, 1988. P.448.
[8] B.
DUTTON, Catálogo-índice de la poesía
cancioneril del siglo XV. Madison, 1982. Este catálogo se completa con una
edición del contenido de estos manuscritos debida al mismo autor: El cancionero del siglo XV. Salamanca:
Biblioteca española del siglo XV. En prensa.
[9]
Tendremos, sin embargo, que precisar este último punto ya que intentaremos
concretar la naturaleza lingüística de este gallego poético.
[10] A
propósito de la importancia de Villasandino en el Cancionero de Baena, véase la contribución siempre esencial de
Giovanni CARAVAGGI, « Villasandino et les derniers troubadours de Castille ».
[11]
Según A. Blecua, p. 263 n.41, Baena debió utilizar « una
colección de poemas de Villasandino ordenada por el propio poeta, de ahí que
mantenga con tanta exactitud el orden cronológico dentro de cada género y
tema ». Pero el orden original de estos poemas fue modificado en la copia
que nos ha llegado, lo que invita a sacar conclusiones prudentes del lugar que
ocupan las composiciones en gallego en relación a las que las rodean. Pero,
podemos admitir que el orden general de las obras de Villasandino era el
siguiente: cantigas, preguntas y respuestas, dezires.
[12]
Recordemos, a este respecto, que ella se negó a volver al reino de su marido, y
que vive en la Corte de Castilla, donde juega un papel activo en el Consejo de
regencia puesto en funcionamiento a la muerte de su hermano, de 1387 a 1395.
[13] El Victorial. Crónica de don
Pero Niño. Ed. Juan de Mata CARRIAZO. Madrid, 1940. Cap. XCII, p. 301.
[14]
Se podrá juzgar por el inventario que doy en anexo donde se señalan
esquemáticamente las formas métricas adoptadas por el poeta para cada una de
sus poemas.
[15] G. CARAVAGGI, « Villasandino et les
derniers trobadours de Castille », p. 404, subraya el carácter notable de
este poema:
« bien plus qu’une reprise per
contrario du dezir
précédent, […] il ne tient pas seulement dans le jeu habituel des antithèses,
mais renferme la protestation la plus vigoureuse et la plus décidée exprimée
par un troubadour castillan ». Tanto más asombroso es el hecho de
que lo diga en gallego.
[16] Pero
es posible que el cancionero primitivo contuviese mas
poemas de suyos. Cf. Alberto BLECUA, « Perdiose un quaderno… Sobre los cancioneros de Baena ».
P. 260.
[17] « Esta escritura fizo e ordeno el dicho Garçi Fernandez de Gerena a
manera de cantiga como que la cantava por sy Ffernan Rrodriguez
que degollaron en Segouia ». Cancionero de Baena. Ed. Azáceta. Poema
566, p. 1132-1133.
[18] Se
puede encontrar una síntesis útil sobre los debates relativos a la cuestión ligüística en el cancionero de Baena, en Claudine POTVIN, Illusion et pouvoir. La
poétique du Cancionero de Baena, P. 69-73.
[19] La
prueba de que se trata de un signo, es que este galleguismo no impide la
comprensión de los textos por parte de los no gallegos. Se trata más bien de un
indicio de reconocimiento que de una vestidura completa. Hay materia de
reflexión en este lenguaje híbrido, que sería abusivo -podemos estar fácilmente
de acuerdo- calificar de « bilinguismo ». Y
talvez podamos adquirir conocimientos a partir del estudio de este fenómeno
para aplicarlos a otras lenguas literarias, como el sayagués, o a las pretendidas jarchas
« mozarabes », cuyo bilingüísmo ha sido
proclamado de manera tan precipitada como en mi humilde opinión poco
justificada.
[20]
Contiene sobre todo textos en prosa: una versión de las « cartas
de un moro de Granada al rey don Pedro », que figuran también, en una
versión modificada, en la Crónica de este rey; una dirigida por el rey Juan I a
las cortes del reino; textos relativos a la regencia de Fernando de Antequera;
una narración del asesinato del duque de Orleans en París. Los textos en verso
son: un fragmento del « Tratado del Cismo »
perteneciente al Rimado de Palacio
del Canciller Ayala, continuado por un autor anónimo; un poema de Villasandino;
otro de Pedro Velaz de Guevara; una composición sobre la elección de Pedro de
Luna para la sede de Toledo y los dos poemas que estudiamos aquí.
[21] Este
poema fue analizado por Jane Whetnel, en su Tesis de
Doctorado. Retomó la sustancia de su análisis en « Lírica
femenina in the early manuscripts cancioneros ». What’s Past is Prologue. Edinburgh, 1984. Concretamente, p.
160-171.
[22] « […] that ladies, no less than present girls, were
guardians of the vernacular and of a lyric tradition that enshrined the culture
of their own sex, unaffected by changing
linguistic trends at court ». « Lirica
femenina… » P. 170.
[23] Cf. Whetnall : « As the poem progresses, however, the author’s resolution seems to falter and by the fifth and final stanza the language is entirely
Castilian ». P. 175, n.36.