Necrológica de Carmina Virgili (2014)

Textos inéditos, Varia Mar 30, 2020

Carmina Virgili Rodón (1927-2014)

 

[La versión en francés fue publicada por la Société des Hispanistes Français (Communication Interne SHF) el 24 de octubre de 2014]

 

Desde que se volvió a abrir el Colegio de España de la Ciudad Universitaria de París, cuyo edificio recién restaurado fue inaugurado oficialmente el 16 de octubre de 1987, se corrió la voz entre los departamentos de estudios hispánicos de las Universidades parisinas que esa institución miraba con buen ojo posibles intercambios con los hispanistas de la capital. Los grupos de investigación fueron los primeros en aprovechar una oferta tan generosa en aquellos tiempos de penuria inmobiliaria. No hubo día de la semana en que la sala de conferencias, situada en un ala del edificio, cuyo arquitecto se había inspirado en el pabellón español de la Exposición Universal de París de 1900, no se abriera para acoger seminarios de toda clase. El auditorio, que ocupa la otra ala, también se utilizó para algunos actos más concurridos, como coloquios o conferencias. Las aulas y también los servicios prestados por el personal administrativo y técnico se ofrecían gratis. No se necesitaba ninguna gestión para alcanzar un resultado tan milagroso como inmediato. Uno se plantaba en el Colegio y Carmina Virgili le abría la puerta de su despacho sin miramientos. Era una mujer enérgica, de la que se sabía poco, pero de la que uno se daba pronto cuenta de que sus funciones le apasionaban y que tenía las ideas claras sobre la misión que pensaba asignar a esa Casa.

Carmina Virgili cursó la carrera en la Universidad central de Barcelona, su ciudad natal, en la que consiguió un doctorado en Ciencias Naturales en 1956. Luego se especializó en sedimentología y estratigrafía, lo que le dio la oportunidad de dedicarse a estudios de terreno que la llevaron a viajar a varios países de Europa pero también de América. Fue la primera mujer titular de una cátedra, en la Universidad de Oviedo, que ocupó desde el año 1963. En su campo, se la reconocía como una autoridad científica pero también por su facultad de favorecer trabajos colectivos en asociaciones y grupos de trabajo. En 1974, fue invitada como Profesora asociada por la Universidad de Estrasbourgo.

Tuvo también una militancia activa en el campo social y político. Combatió el franquismo, especialmente en comités de ayuda a prisioneros, y luego se alistó al PSOE, en el que llegó a presidir la Fundación Pablo Iglesias (1977 a 1987). Fue miembro del primer gobierno presidido por Felipe González como Secretaria de Estado de las Universidades y la Investigación (1982-1985), siendo ministro de Educación José María Maravall, y bajo su autoridad. Este amplió sus prerrogativas en 1985 a la educación fuera de España, administración de la que dependía el Colegio de España, de la que el padre del ministro había sido director en 1949 y 1954. Terminadas las obras de renovación del edificio, era natural que fuera elegida Carmina Virgili como Directora de la institución, función que asumirá hasta el año 1996. En esos años, el Colegio, como lo llamábamos, fue una de las residencias más activas dentro de la Cité. Becados españoles, pertenecientes a un ancho abanico de especialidades, encontraron allí excelentes condiciones para estudiar, además de contribuir a su gestión por medio de un Comité de residentes, a cuyas elecciones la Directora prestaba una enorme atención. Trabajó mucho en restaurar y enriquecer la biblioteca y multiplicó los actos culturales, abiertos a un amplio público exterior: exposiciones de arte, conciertos, proyecciones audiovisuales, conferencias, etc. Junto con los Amigos del Colegio creó un premio de interpretación musical. Por fin, amplió el espacio interior creando en el sótano locales reservados a los residentes.

Sus convicciones la llevaban a comprometerse en campos tan diversos como la democratización de España, la promoción de las mujeres en la Investigación científica, la defensa de la lengua catalana. No compartía el pesimismo de muchos científicos, incluso en temas tan controvertidos como la preservación del patrimonio natural. La crisis de las cuatro E (Energía, ecología, economía, ética) no la asustaba demasiado. El pasado, decía, nos ha enseñado que la Tierra ha sabido vencer cada una de las graves crisis que ha sufrido a lo largo de su historia, renovándose, a veces radicalmente. ¿Por qué la humanidad de hoy no se mostrará capaz de actuar igual, por poco que se dedique a construir un mundo nuevo que sepa hacer suyo la herencia del pasado?

No se departirá nunca de tan optimista opinión incluso cuando los achaques de la vejez y la enfermedad le obligarán a no salir de su piso barcelonés. Los que tuvimos la suerte de conocer a una mujer tan excepcional no la olvidaremos.

 

Michel Garcia

Catedrático emérito

Université Paris 3-Sorbonne Nouvelle