Correspondencia con Pedro García Cabrera
Un mes en Tenerife, abril de 1964
Después de cumplir el primer curso, los alumnos de la Escuela Normal Superior de Saint-Cloud disfrutarban de una beca de un año (no contabilizada dentro de los cuatro años que componían el cursus legal) para residir en el extranjero sin obligación particular, oportunidad que un hispanista en ciernes no podía perder. Michèle se mostró conforme. Es así como la pareja de recién casados salió rumbo a Madrid con la firme intención de aprovechar esos meses para viajar por toda España y ampliar el círculo de nuestros conocidos. En vista de ello, compramos una Renault Ondine de segunda mano, con matrícula americana de Florida, lo que abarataba mucho el coste. Fue nuestra fiel Rocinante hasta el final de nuestra estancia.
Ya titular de la Licenciatura, decidí dedicar dos años a una tesina [Diplôme d’Études Supérieures] sobre El Mono Azul (véase ‘Esbozo biobibliográfico’): el primero en Madrid para reunir el material, el segundo, en París, para la redacción y la lectura. Durante el primer trimestre, de octubre a diciembre de 1963, trabajé en la Hemeroteca municipal de Madrid, donde se conservaba una colección de la revista, que completé gracias a la ayuda del librero Miranda, de la calle del Prado, que me facilitó los números que allí faltaban. Desde ese momento, instalados definitivamente en una pensión de la misma calle, a dos pasos del Ateneo, al que solía acudir después de cenar para ahorrarme la molesta presencia de un televisor de reciente adquisición por los dueños de la pensión, empezamos a viajar.
El día primero del año (1964), después de la Nochebuena que celebramos con nuestros amigos madrileños, nos fuimos a Judes, pueblo donde había nacido mi padre, cerca de Arcos de Jalón (Soria), acompañados por dos compañeras de curso, Nicole Avant y Catherine Spinetta. Aquella preparaba, con el mismo director que yo, el Profesor Robert Marrast, una tesina sobre La Gaceta de Arte, publicada en Tenerife en los años anteriores a la Guerra civil. Nicole había estado en las Islas para trabajar en su tesina y había vuelto encantada. Insistió para que fuéramos a Tenerife, asegurándonos de que allí conoceríamos a gente de gran calidad intelectual y artística. Su entusiasmo nos convenció y decidimos dedicar el mes de abril a esa aventura.
De esa temporada, solo nos quedan recuerdos viejos de más de sesenta años, algunas sensaciones y poquísimas fotos. A pesar de ello, lo poco que conserva nuestra memoria ayudará a comprender en qué circunstancias se inició nuestra correspondencia con Pedro García Cabrera, de la que solo conservamos las cartas de nuestro amigo.
En los primeros días de abril, embarcamos en Cádiz en un buque de la Transmediterránea con rumbo a Santa Cruz. Fue un viaje de pesadilla. Tuvimos la mala idea de sacar billetes de tercera clase, como era natural para una pareja de estudiantes que vivía con una sola beca, poco abundante además, sin medir las consecuncias que ello suponía. Carecíamos de experiencia, ya que Michèle solo había viajado a Córcega con sus padres; en cuanto a mí, era mi primer viaje en barco. Lo peor era que los pasajeros de tercera se alojaban en dormitorios, que no camarotes, los cuales naturalmente no eran mixtos. Además, tuvimos que soportar la proximidad de un fuerte contingente de legionarios, la cual resuló tan molesta que el comandante optó por ascender a segunda a las viajeras de tercera, lo que amenizó mucho la prueba para Michèle y sus compañeras. En cuanto a mí, debo confesar que pasé las tres noches y dos días de viaje sin moverme de mi cama, intentando desviar la vista de la ventanilla a la que estaba pegado para no anegarme en las aguas del océano que la batían hasta media altura. Llegué a Santa Cruz destrozado pero me consolé al observar que Michèle lo había pasado mucho mejor.
Al cabo de unos días, una vez superado el mareo y recobrado el dominio de la estación vertical, había llegado el momento de familiarizarnos con el nuevo marco de vida. El hotel en que nos alojamos era modesto pero lleno de encanto. La habitación daba a un patio al que alegraba el canto de unos pajaritos enjaulados. Fuimos descubriendo poco a poco algunas características de la vida isleña. Algunas no nos sorprendieron demasiado, como la suavidad de la temperatura aunque, si no me equivoco, en el mes de abril suele llover con frecuencia. La flora era abundante y coloreada: las jacarandas cargadas de flores, las begonias a lo largo de las carreteras, las palmeras, y los imponentes dragos. También nos sorprendió la gran variedad de tabaco en venta, incluidos los puros, cuyo uso no parecía reservado a señores adinerados, como en nuestro país. Muy pronto nos familiarizamos con la guagua porque, desde el momento en que preguntábamos a un transeunte cómo se iba a tal o cual lugar, siempre nos remitía a esa institución del transporte urbano isleño, aunque el sitio quedara cerca. Nos sorprendió observar que la Casa de Correos tenía cuatro buzones: Canarias; Continente (metrópoli); Extranjero; Venezuela. Nos iniciamos también a la gastronomía local: el potaje con gofio; el pescado, principalmente la vieja; las papas negras o blancas, y la manera de guisarlas (arrugadas); los diminutos plátanos; las naranjas ligeramente aplastadas en su centro, etc.
Aprovechando que habíamos embarcado nuestro coche, recorrimos la isla solos o en compañía de algunos amigos. Las expediciones más memorables fueron la del Teide, con la bajada, con el motor apago, hasta Vilaflor; la de Tacoronte con Pedro y Matilde; la del nordeste de la Isla, con su verdura, su niebla y su relieve, y su niño titiritando de frío que pedía limosna. La visita de Puerto de la Cruz fue breve, porque descubrimos allí las premisas de un futuro desarrollo turístico del que conocíamos ya los efectos nefastos en las costas francesas y españolas. A La Laguna solíamos ir a menudo, porque conservaba el encanto de las primitivas ciudades coloniales y por su Universidad. Allí asistimos con Domingo Pérez Minik a una conferencia del dramaturgo Alejandro Casona, que acababa de regresar de su exilio, una de las últimas que dio, ya que murió al año siguiente (1965). En cambio, no disfrutamos demasiado de la playa, porque el tiempo no se prestaba a ello y por cierto encuentro con una pareja de guardias civiles. Michèle llevaba un traje de baño de dos piezas, lo que estaba prohibido entonces en España, y más en Canarias, cuyo obispo denunciaba entonces los bailes populares como una antesala del Infierno. Tuvo que cubrirse y lo hizo sin discutir, con la seguridad de que no serviría de nada intentar convencer a dos jóvenes que cumplían órdenes y de los que sospechábamos que, envarados en su uniforme de invierno, con gusto se lo hubieran quitado.
Poco a poco, fuimos visitando a los amigos de Nicole: Eduardo Westerdahl, su esposa, Maud; Pedro García Cabrera y Matilde; Domingo Pérez Minik y Rosita principalmente. El recuerdo que les había dejado Nicole era excelente, así que la acogida que nos reservaron fue afectuosa desde el principio.
Los veíamos a menudo. Cenamos más de una vez en casa de Domingo Pérez Minik y Rosita, que sufría ya entonces del reuna deformante que la achacó hasta su muerte. Ella y Michèle se llevaban muy bien. Vivían en un edificio reciente que se había construido en el solar donde tenían su casa, y conservaban algunos cuadros de pintores surrealistas. Manteníamos también un trato frecuente con los Westerdahl, especialmente con Maud, oriunda de Limoges, ciudad cercana a la Turena donde teníamos nuestra casa. Su conversación era interesante porque, durante su vida en París y su vida común con Oscar Domínguez, había conocido a grandes artistas, entre ellos a Picasso. Ofreció a Michèle un preciosa sortija que desgraciadamente se perdió en un viaje posterior. Pedro y Matilde nos llevaron a varios de sus lugares predilectos con la intención de hacérnoslo descubrir. En Tacoronte, conocimos a Salvador Fuentes, con el que había compartido cárcel y que era productor de un vino tinto rústico pero agradable. En Vilaflor, merendamos en un pinar y hablamos de escritura poética. De allí nos acercamos a Los Cristianos, que era la playa preferida de Pedro. Visitamos diversas instituciones culturales de Santa Cruz. Recuerdo perfectamente la que hicimos del Museo arquelógico, guiados por su Director, Luis Diego Cuzcoy, que nos inició a la cultura guanche, gracias a las preciosas momias conservadas en él. También presenciamos algunos momentos compartidos por poetas y pintores, como esa lectura poética que dio uno de ellos, Carlos Pinto, médico en un hospital siquiátrico.
Cuando llegó la hora de volver a la metrópoli, no quisimos repetir la dura prueba de los barcos de la Transmediterránea. Los amigos nos recomendaron viajar por un buque de carga, práctica que aún no se había generalizado. Algunos barcos de la Naviera Pinillos ofrecían un número limitado de camarotes. El que elegimos tenía tres o cuatro muy confortables, de los que solo dos fueron ocupados, uno por una pareja de alemanes, el otro por nosotros. Las condiciones fueron idílicas. La tripulación nos atendió como a recién casados en su viaje de novios y, de hecho, lo fue, aunque ocurriera seis meses después de la ceremonia oficial. Embarcamos al atardecer en Santa Cruz. Hicimos noche en Las Palmas. El día siguiente, mientras se cargaba el buque, recorrimos con nuestro coche la costa de la Isla Grande. Salimos al anochecer con rumbo a Barcelona. Cruzado el Estrecho, navegamos, con la costa a la vista, por una balsa de aceite hasta el final de nuestro viaje.
Desde ese momento, no tuvimos más contactos que epistolares con nuestros amigos canarios, exceptuando algunos escasísimos encuentros en la metrópoli con Pedro y Matilde, al final de su vida, y la estancia que hizo en nuestro piso de París Enrique Lite a principios del año 1965. Nuestro corresponsal privilegiado fue Pedro García Cabrera. El nos mantuvo al tanto no solo de sus actividades sino también de las de los demás amigos canarios. Sirva esta transcripción de sus cartas de testimonio de un momento importante de la vida cultural de las Islas, cuando se fueron tirando las vallas que habían impedido durante tantos años una creación libre de trabas de toda clase.
No conozco mejor definición de la poesía de Pedro García Cabrera que estas líneas de G. K. Chesterton (1874-1936), Le studio de l’inutilité (Paris, éd. Flammarion, 2012, p. 52-53).
“[…] le don du poète (qui est aussi le don de l’enfant) consiste en la capacité de rester relié au monde extérieur, de contempler les choses avec une attention intense et totale, et de tomber en extase devant le spectacle du réel”.
“[…] los dotes del poeta (que también son los del niño) consisten en la capacidad de permanercer en contacto con el mundo exterior, de contemplar las cosas con una atención intensa y total, y de caer en éxtasis ante el espectáculo de lo real”.
CARTAS DE PEDRO GARCÍA CABRERA
(1964-1976)

Doble dedicatoria de Líquenes,
al Gremio de Artes Gráficas (1928)
y a Michèle y Michel (22-IV-1964)
S/C de Tenerife, 29 de mayo de 1964
Sres. Garcia – Enjolras. París.
Queridos amigos:
Recibimos vuestra tarjeta de Barcelona. En ella me anunciaba José Domingo que me escribiría, pero aún no lo ha hecho. Anteayer, por fin, la carta de Michèle desde Dax. Me alegró mucho de que todo haya tenido un feliz remate: aduanas y amigos. Y que el mar se portase tan cortés con vosotros.
Ya sabía por la hermana de Matilde que no habíais podido localizarla. Lamento la molestia que con ello os ocasionamos. Ayer le escribí a Rosario para que recogiese el paquete en Hilarión Eslava, 13. Ella se ha mudado de domicilio en estos días. Como le habíamos anunciado vuestra visita, la pobre nos dice que os tenía preparados unos bocadillos y unas cervezas, que tenía en hielo para invitaros. Un día antes de la vuestra llegó esa para vosotros, que adjunto. Perdonad que vaya abierta. Creyó Matilde que era de vosotros para nosotros y hasta que la abrió no se dio cuenta de su error.
Eduardo y Maud tuvieron un accidente de automóvil en la carretera del Sur. Fue en una recta. Un coche, en dirección contraria, al llegar a la altura del de Maud, se le atravesó. Una maniobra muy extraña. Eduardo está enyesado con fracturas de homoplato y muñeca izquierdos. Latosa y pesada la recuperación pero sin gravedad. Maud y Hugo, con contusiones. Pero ya están perfectamente bien.
Nosotros estamos en vísperas de irnos a Los Cristianos. Tomaré las vacaciones de 8 de junio a 7 de julio. Estoy bastante agotado y necesito descansar, bañarme en el mar y escribir en mis libros. Vdes, sigan escribiendo, si quieren, a Sta Cruz, que ya me enviarán toda la correspondencia a la playa. En principio, iba a ir al Médano, a un chalet un poco más allá del Bar por debajo del cual Vds pasaron el día que estuvimos allá abajo. Pero era muy grande: 7 habitaciones y, para nosotros 3, era demasiado. En vista de ello optamos por un apartamento en Los Cristianos. Es menos playa pero a mí me encantan sus marineros, con los que charlo de lo lindo todas las tardes. Además de que en aquel lugar me identifico más con la soledad de la mar y me facilito la creación poética.
Hemos extrañado vuestra ausencia. Ya les queríamos. Es una pena estar tan lejos. Pero, como dice Michèle: ¡Viva el correo! Más lejos estamos nosotros de la libertad y también gritamos: ¡Viva la esperanza!
Me complace que hayan simpatizado con José Domingo: es un muchacho que vale mucho. Su esposa es también encantadora. Vdes pueden verse con facilidad. En cambio, nosotros, en una isla, hemos de soñar en el rostro y las manos de nuestros amigos. Una isla, por bella que sea, siempre es un poco tumba y ningún rincón es bello para morir. Por eso, evocar, rêver, es nuestro puesto de escape, la única salida que tenemos siempre en todo instante. Por eso, vuestra visita, como la anterior de Nicole, ha sido un sueño.
Día 1-6-64. Acabo de recibir carta de José Domingo. Está encantado con vosotros. Miel sobre hojuelas. Ya sé por él que volveréis a Barcelona unos días.
Hemos comenzado a arreglar la casa de Tacoronte. Cuando regrese de la playa de Los Cristianos, nos iremos arriba el resto del verano. Bajaré y subiré diariamente mientras dure la jornada de verano, que para mí será hasta octubre.
Bien abrazos de todos. Cariñosamente.
Pedro.
Tacoronte, 8 de agosto de 1964
Mis queridos Miguel y Michèle:
Al regresar de Los Cristianos el 17 de julio, me encontré con vuestra hermosa carta y con el riquísimo primer envío de sellos. Gracias, muchas gracias. Con la vuestra, esperaba otra de Nicole. Me decía que había hablado con vosotros al regresar de esto. Os copio sus palabras: “Estaban llenos de vitalidad, seguros de sí, da gusto verles vivir”. De Nicole acabo de recibir una postal de New York, desde la O. N. U.
Hoy llegó la vuestra de Cannes. Muy fresquita, es decir, muy reciente, del día 5, también con unos sellos. Debo deciros que sin sellos también os quiero lo mismo, que no condicionéis vuestras cartas a los sellos. Eso sería echar como una sombra sobre la claridad de nuestro conocimiento y afecto.
En Los Cristianos, lo pasé mejor que otros años. Vivir con el mar, con la mar. Con la mar y no junto al mar. Bañarme a las 8 de la mañana, siempre antes que después, apenas saltar de la cama. Después, desayunar y marcharme a lugares aislados a escribir y gozar del mar a vista hasta la hora del almuerza. La siesta enseguida y, por la tarde, a charlar con los marinos. Escribí mucho, unos 20 poemas en el mes. Al regresar a Los Cristianos, hemos subido a la casa de Tacoronte. La hemos remendado lo bastante y de aquel caserón abandonado, hemos hecho un lugar confortable. Bajo a Santa Cruz y subo todos los días, en coche de mis amigos. A las 21/2 de la tarde, ya estoy aquí, rendidas las 6 horas de trabajo. Hoy, sábado, como termino la jornada a midi, me fui a casa y encontré la de Cannes. La leí allí, en Santa Cruz, en la salita de estar donde hemos estado juntos. Antes de leerla, encendí un cigarrillo inglés, de una caja que dejó Michèle. Así, mientras os leía, os sentí mucho más cercanos y, al mismo tiempo, más dulcemente lejanos.
Unos días después de partir de aquí, tuvieron un accidente de auto Maud, Westerdahl y Hugo. Fue en la carretera del Sur, cerca de Candelaria. No fue grave. Hugo con ligera contusión en un muslo. Maud, varios golpes en cabeza y brazo, sin mayor importancia. Eduardo con fisura de homoplato y muñeca. Estuvo con el brazo en cabestrillo un par de semanas, sin ir al Banco. Ya están todos bien.
José Domingo me escribió. Me dice que sois encantadores. Cuando me habláis de mis amigos, de que si los amigos de Pedro, debo deciros que esos amigos son obra vuestra, que todos son lenguas elogiosas en vuestro favor. Y esto no me lo debéis a mí, sino a vosotros mismos, a vuestra simpatía y gentileza. Ciertamente que yo tengo amigos. No sé si alguna vez logré inspirar amor; pero amistad, sí. Matilde misma fue amistad antes que amor. En vuestro caso concreto, soís amigos míos y del hogar, cosa un poco difícil. Matilde, a quien le he leido la vuestra de hoy, me dice, mientras riega las flores con su manguera, que con mucho gusto os recibiría nuevamente aquí, que le gustaría volver a teneros en Tenerife. Y si una dueña de casa dice esto, está dicho todo.
Aquí en Tacoronte, sigo escribiendo este verano. No tanto como en la mar pero sí algo. He escrito el romance de Vilaflor. Es solo el pinar en el que estuvimos almorzando. He recordado vuestra compañía. Miguel, ¿te acuerdas de aquella confidencia en la que me hablaste de la naturalidad de Michèle, dejando, al sentarse, los muslos a lo vivo? Una imagen del poema habla de los muslos a los pinos. Es un recuerdo sin nombre, sin persona, oculto bajo una palabra, de vosotros dos.
Salvador Fuentes estuvo ayer aquí. Está muy atareado. Este año, la cosecha de uvas no es muy buena.
Tuvimos la visita de Julián Marías, el discípulo predilecto de Ortega y Gasset. Dio 3 conferencias. Levantaron llamaradas. Dijo cosas tremendas, vivas, actuales. Una, la dijo en el Instituto de La Laguna, donde vimos a Casona. ¡Qué diferente era aquel local recogiendo las palabras de uno y otro! A Casona, le oímos, a Julián Marías, le vivimos y nos vivíamos.
Bueno, salud, como en tiempos de la República. En París os espero. Un abrazo muy fuerte de los tres para los dos. Iba a terminar. Os escribo en el comedor de Tacoronte. Pero acabo de fijarme en la botella de ron Bardinet que compró Michèle para hacer las tortillas en casa, el día en que invitamos a Sartoris [Alberto Sartoris, arquitecto]. Está como mismo la dejastes, Michèle. No hemos tomado nada de ella. Pero, si algún día hace frío, tomaremos una copa y al cabo del licor, tendrá el calor de nuestra amistad. Otro abrazo,
Pedro
Tacoronte, 25 de Agosto de 1964
Queridos Michèle y Michel Garcia:
Gracias, Michel, por tu bella carta. Efectivamente, el día de mi cumpleaños es secreto. Apenas si lo conocen algunas cuantas personas. Y cada vez será menos conocido. Porque ese día sólo tiene un significado para los padres, los abuelos, los tíos que formaban parte del clan familiar en que nací. Sí, ya sé que esa fecha figurará en alguna biografía que de mí se ha hecho, pero entonces esas fechas sólo sirven para situarlo a uno dentro de una generación literaria y están desprovistas de toda intimidad. Ese día lo he convertido en uno más, aunque mis 59 años no sean ya un grano de anís. Solamente el beso de mi esposa más fuerte y alguna sorpresa en la mesa, a la hora de almorzar. Todo lo demás que va unido a ese día, en forma de recuerdo, se ha quedado enterrado muy adentro, hasta el punto que le cuesta trabajo salir a la superficie, hacerse conciencia. No es precisamente olvido, sé que está en el desván de los trastos inservibles. Si acaso, de ese 19 de agosto recuerdo una nadería. Es ella que, mientras estaba en la bodega del barco, al mirar hacia arriba, buscando un poco de azul con lo mirado, sorprendí que los palos y las jarcias del buque, con sus líneas tensas y abstractas, eran un dibujo de Kandisky o de Paul Klee. El otro aspecto, el humano, el aconteciumiento en sí, no tiene ya vida por sí mismo sino en cuanto ha servido para moldearme, entre otras cosas uno de esos moldeos ha sido eso que, tú lo dices, se parece a bondad. Ya tendréis tiempo de serlo vosotros. Ahora, humanistas y revolucionarios. Lo demás se os dará por añadidura, si la evolución es normal por esa doble vía del tren de la persona. No creáis que trato de aleccionaros. Vosotros tenéis el mejor de todos los maestros, que es la juventud y el amor. Son las dos fuerzas mágicas que todo lo pueden.
Sí, mis amigos, amo en vosotros estas fuerzas mágicas y vuestra amistad me las reencarnan.
Soy, pues, dichoso por haber venido a las puertas de mi corazón en ese día.
En París tendréis una carta mía. Esta la dirigiré a Mme Bartholet. Estoy seguro que, de no estar vosotros ahí, la recibiréis.
Matilde os envía muchos abrazos y me dice lo de qiempre: que le gustaría volver a veros por aquí. Saludos de Ani. Y un abrazo muy mío de
Pedro
[Tarjeta de ] FELICIDADES 1965
De la isla en que vivo
Hoy es la muerte de una mariposa,
volando sobre el mar,
lo que ha llenado el día.
Buscaba una ola quieta
en que poder posarse
y no volvió del agua.
No hubo suicidio
lucha
ni tristeza.
Llegó tan sólo al borde de sí misma,
al ras con ras de su silencio,
con esa sencillez con que el cielo es azul,
nube la nube y pájaro el sonido.
El mar no la hizo suya,
no pudo dominarla.
Cuando cayó estaba ya cumplida
la mariposa que era,
el preludio de libertad de su suelo.
Pedro GARCIA CABRERA
Santa Cruz de Tenerife, 11 de Febrero de 1965
Queridos Micheles:
Recibida vuestra tarjeta de 28 de Enero y anteriormente la de Michel acusando recibo de mi felicitación por Pascuas. Le di a leer vuestra tarjeta a Pérez Minik y me dijo que os había escrito y que seguramente se cruzaría con la nuestra. Supongo que a esas fechas estará en vuestro poder.
Y vamos con las noticias. Ayer, a la 1 y ½, la mujer de César ha tenido 2 gemelas. Lo mismo la madre que las dos recién nacidas se encuentran muy bien. Nacieron en 10 minutos de intervalo. Creo que esto os alegrará.
El verano pasado me fui a Los Cristianos. Es la playa que, por su seguridad, me va a mí mejor entre todas las de Tenerife. A mí me gusta entrar en el mar muy temprano, antes de las 8 de la mañana. Después me desayuno y busco lugares solitarios, a la misma orilla, donde me pongo a escribir. El verano pasado escribí mucho, más que nunca, casi un poema diario. Después del mes en la playa, nos subimos a Tacoronte. Arreglamos la casa y estuvimos arriba hasta mediados de Octubre. Bajaba a trabajar las mañanas y subía a las 2. Como tengo muchos amigos con coche, bajaba y subía con ellos. En Tacoronte seguía escribiendo por las tardes en el libro de romances sobre los pueblos de la isla. Allí hice el de Vilaflor y me acordé de vosotros. Una imagen del poema está sugerida por la presencia en el pinar de Michèle. Al regreso, el grupo de poetas jóvenes que conocisteis en casa de Carlos Pinto [Carlos Pinto Grote, poeta y psiquiatra], me invitó a dar un recital con ellos en un colegio universitario de La Laguna. Este grupo está publicando una colección poética en libros pequeños, à poche [sic por de poche], y me pidieron original para un tomito, que ya les entregué: se titulará De la isla en que vivo y son poemas escritos en Los Cristianos. Ya os mandaré un ejemplar cuando se edite.
Por Noviembre tuve un contratiempo. Me hice un análisis de sangre y tenía un poco de azúcar. Como no soy diabético, con un régimen de comidas apropiado la elimino, sin utilizar medicamentos. El régimen no es duro ni severo, pero me ha hecho bajar casi 10 kg. de peso. Ahora estoy en 65 kg. Me siento más ágil. He eliminado barriga. Estoy contento. Y también otro percance: se me ha vuelto a abrir la herida de la guerra en la rodilla. Me hallo sometido a curas del especialista que me ha tratado siempre esta lesión. No estoy apenado por ello. Pienso que esta herida es la huella que me dejó mi sed de libertad. He de amarla para no caer en la noche del espíritu y en la desesperanza.
Matilde está ahora aprendiendo a conducir. Mientras yo os escribo, está en la misma mesa íntima que conocéis, estudiando “test” de circulación para el examen. Ani, a la vez, merienda, regresada ya de la academia donde estudia taquigrafía y contabilidad. También asiste a francés en la Alianza francesa.
Todos los amigos están bien. Lo mismo Eduardo y Maud que Dorita y Agustín. A Dorita se le murió el padre. Esta carta parece la gacetilla de un periódico. Pero creo que estas cosas tan de todos los días os acercarán más a nosotros, atrapados en el encierro de una isla.
Este invierno ha hecho mucho frío y ha caído mucha nieve. Un día, subimos al Teide. Quisimos llegar hasta Las Cañadas, pero la nieve tenía entorpecida la carretera y no pudimos llegar. Es un bello espectáculo nupcial ver todo blanco.
Debo decirte que los sellos son siempre bien recibidos. Muchos de Francia, los he sustituido en mi colección por los que me habéis enviado. Quiero que en mi álbum estén todos mis mejores amigos. Muchos no los tenía. El ejemplar último de franqueo con el esmalte del siglo XII es estupendo. Gracias, gracias y gracia García. ¿Volveréis por aquí alguna vez? Nuestra casa es la vuestra, y en Tacoronte también tenéis una habitación en que dormir. Muchos abrazos de Matilde y Ani. Mati os quiere igual que yo.
Hasta vuestra felicidad
Pedro
Santa Cruz de Tenerife, 26-IV-65
Sres. Michel y Michèle Garcia-Enjolras París
Queridos amigos:
Creo que me escusaréis por mi silencio. He debido escribiros mucho antes, porque era mi obligación acusaros recibo y daros las gracias por vuestro hermoso obsequio enviado con Lite [Enrique Lite]. Este vino a casa el 12 de marzo pasado y justamente 2 días después, era el santo de Matilde, de modo que vuestro envío fue el primer regalo que recibió Matilde en su onomástica. El primero de la calle porque yo le había ya regalado un Simca 1000 nuevo. De modo que cuando volváis por aquí disponéis de coche y no necesitáis traer el vuestro a Canarias. Matilde está ahora haciendo peninos con el Simca. Sale todas las tardes con un chófer amigo mío, un extaxista, que le acompaña hasta que adquiera total soltura de volante. Matilde me dice que emplee las palabras más expresivas para agradeceros vuestro recuerdo y que no olvida vuestra amistad y os quiere mucho.
Lite viene encantado de París, de vosotros, de vuestros padres. Me ha dicho que vosotros sois muy agradables, pero que vuestros padres os superan aún más en tal sentido.
Este año no iremos a Los Cristianos pues, aunque mi pierna va muchísimo mejor, el médico no quiere que me bañe en el mar porque la arena en suspensión en el agua no me va bien para la herida. Nos pasaremos, por tanto, en Tacoronte el verano. Este año queremos que venga de Madrid mi hermano Anatael, que está bastante agotado por el trabajo; es profesor de la Academia Bilbao: trabaja mucho y gana poco. Los 3 hermanos que vivimos aquí queremos traerlo. Creo que, de venir, solamente estará un mes o poco más. Por consiguiente, si venís a España este verano y queréis dar un salto a Tenerife, os ofrezco casa y comida en Tacoronte o aquí en Santa Cruz. Todo lo arreglaríamos sobre la marcha. De modo que ya lo sabéis: nuestra casa y nuestra mesa está a vuestro servicio durante el verano; todo el tiempo que queráis acompañarnos. Sabed bien que esta invitación no es de boquilla sino de verdad. Y no necesitáis traer sino vuestra juventud, vuestro amor y vuestra cordialidad.
Os adjunto carta para Nicole. A nuestra amiga no se le puede coger posada. Hasta para escribirle hay que hacerlo en vuelo. ¡Maravillosa Nicole! Tiene las alas de Pegaso.
Ahora, los domingos a las 11, mientras Matilde se va a pasear su SIMCA, yo me voy al cine-club. He visto una película de la ‘Nouvelle vague”, Jules et Jim de François Truffaut y A bout de souffle de Jean-Luc Godard, que me han dejado frío, sin despertarme interés. Sobre todo la primera. En cambio, una sesión de documentales franceses, entre ellos La petite cuillère de Villardebot [Vilardebó] y otros de Agnès Varda me entusiasmaron. La última que he visto Sommarlet (Jeux d’été) de Ingmar Bergman me gustó algo, pero no terminó de convencerme. ¿Por qué gastarán tanto tiempo y dinero en pequeños problemas personales, habiendo tantas cosas transcendentales que decir al público?
¿Cómo marchan vuestros estudios este año? Habladme de vosotros cuando tengáis tiempo.
Todos los amigos están bien. Las gemelas de César se crían estupendamente. Hace unos días que fui a verlas, da gloria mirarlas. Tan pequeñas y ya sonríen de manera distinta una y otra.
Bueno, amigos, hasta otro. Abrazos de estos amigos que han quedado “touches” [touchés] por vuestra gentileza y confianza. Hasta la próxima os deseo muchos bienes.
Pedro
¿Encontró Miguel material importante en Valencia para su Mono azul?
Santa Cruz de Tenerife, 9 de marzo de 1966
Ms. Miguel y Michèle Garcia-Enjolras. Paris
Queridos amigos:
Al fin rompo la isla de mi silencio. No, no ha pasado nada. A veces huyo de escribir, no tengo nada que decir, es decir, me parece que son estupideces las ideas que me vienen. Debe ser que atravieso una etapa de poca alegría. No sé en realidad a qué atribuir tanto desgano como tengo. Quizá sean los años que se me han echado encima o tal vez la presión baja. Lo cierto es que cada día me encuentro más torpe para todo, incluso para mi trabajo ordinario. Sé que esto no va bien, que no debo entregarme a la angustia de ver pasar los días sin que traigan algo vivo en el pico. Me duele esperar tanto. Eso es todo. ¿Y para qué ir a vosotros lleno de soledades? Es preferible condenarme al silencio, ya que no soy capaz de retoñarme de alegría.
Pero, en fin, no todo es gris. Ahí estáis vosotros. Os hablaré de los amigos.
Dorita se desenvuelve bastante bien. La casa donde vivía era de ella y estaba a su nombre. Agustín le dejó unos seguros de vida, que ha cobrado – unas 200.000ptas -. Dorita, además, asiste a la Universidad. No sé si sabéis que a ella le faltaban 2 asignaturas para tener la licenciatura de Ciencias Químicas. Dorita fue una estudiante bien dotada y va sacando las 2 asignaturas. Con el título podrá dedicarse a dar clases y sacar adelante a sus hijos. A Dora se la quiere mucho y sus situación económica no es agobiante ni fea.
Este año eligieron a Ani reina de las Fiestas de Invierno de S/Cruz. Empezó todo como un juego. En el Instituto la invitaron a representar a un conjunto artístico que llaman “Los Fregolinos”. Son viejos cantantes, casi todos de mi edad – 60 años -. Digo en el Instituto porque Ani ha querido este curso terminar el bachillerato elemental y la reválida. Pues la eligieron reina entre 18 candidatas. Se ha divertido mucho y nosotros también, aunque yo siempre guardé las distancias para dejarla a ella en libertad y no sintiera el peso de mi generación sobre su cetro.
Mis libros siguen sin publicarse. Todo son dilaciones y obstáculos, si uno quiere hacer las cosas independientes. El verano pasado, escribí mucho. Pero, en el otoño pasado, no he hecho nada que valga la pena ni tampoco he dado golpe en lo que llevamos de invierno, con 20 grados el día más frío.
Recibí tus sellos del Japón, muy hermosos. Y también los que franquean vuestras cartas. Vosotros sí que sois unos amigos estupendos. Era para haberme mandado a la porra ante mi silencio y no lo habéis hecho. Tengo mucho que aprender de vuestra fidelidad al recuerdo de conocernos.
No quiero seguir para que salga esto hoy mismo. Seguiré un día de éstos escribiendo. Pero mi abrazo está siempre vivo para vosotros.
Pedro
Santa Cruz de Tenerife, 25-V-67
Ms. Miguel y Michèle Garcia-Enjolras. Paris
Queridos amigos:
He recibido vuestra carta con la magnífica foto del espléndido Patrice. Cuando, en enero pasado, supe su nacimiento, quise escribir un poema a vuestro hijo. Lo elaboré mentalmente durante varios días pero, cuando me puse a escribirlo, no me gustó: se me había convertido en palabras, nada más, sin fuerza expresiva. Fue un fenómeno curioso: mientras imaginaba el poema, salió bien, lo consideraba una buena obra. Después, al traducirlo en palabras, éstas nacían sin vida. Se conoce que me había chupado toda su emoción. Luego, esperando que acertara en otra ocasión, ha pasado el tiempo, sin poema y sin carta. Pero ahora, será distinto. A la vista de la foto de Patrice, he empezado un nuevo poema que os enviaré cuando lo termine. El está ahora en ese momento en que habla con gesto y ademanes, ese lenguaje universal de la vida, antes de que los vocablos nos den una patria y nos hagan distintos a los demás. Lo que quiero es que un poeta de las islas le salude y dé la bienvenida al mundo y al afecto. Y que esto suceda ahora, cuando él no tiene el don de la palabra, cuando, como los pájaros, entendemos su canto, no importa dónde hayan nacido. Hablamos a menudo de la debilidad de los niños, pero no de su tremenda fuerza viva, de su colosal vivacidad expresiva.
He enseñado la foto a varios amigos: a Domingo, a César, a Lite, y algunos otros amigos que conocisteis aquí, entre ellos Salvador, el de Tacoronte. Todos se han mostrado encantados con vuestra paternidad y con el sol de hijo que tenéis.
Justamente anoche tuvo lugar la apertura de una exposición de pinturas de Lite. Hizo la presentación Domingo. Ha sido tal exposición una verdadera sorpresa. No creía que Lite fuera capaz de trabajar tanto en cantidad y en calidad. Indudablemente, el viaje que realizó a París, vuestra compañía, la experiencia de un ambiente tan cargado de posibilidades artísticas como en la ciudad en que vivís ha obrado poderosamente en el logro de sus cuadros. Es lo que más falta a casi todos los que vivimos en el medio insular, el ver cómo nuestros sueños tienen realidad más o menos afín a nuestra intimidad entre personas a los que ignoramos, con los que no hemos entablado relaciones. Lite, anoche, me enseñó la carta que había recibido de vosotros, con la noticia sobre los Tarquis. Todos los que os han conocido, tanto aquí como en París, hablan de Vdes. en términos muy elogiosos y sois en verdad muy apreciados. Pero, volviendo a Patrice. No me extraña que sea tan observador, que sea tan sencillamente normal, tan vilamente perfecto. Es el fruto del amor y de la ternura, un fruto de selección. Yo lo había ya visto retozar en la mirada de Michèle cuando veía un níño aquí, concretamente en Tacoronte, en casa de Salvador; nunca había visto tal éxtasis como lo que reflejó la cara de Michèle. Desde entonces, ya había comenzado a nacer el hijo, ese que ahora es Patrice.
Yo ahora estoy muy bien de salud. No me molesta nada la pierna y, como he adelgazado algo, me siento más ágil. Trabajo mucho, aunque en la oficina, y poco en poesía. Pero en el verano, el mes de vacaciones es muy fecundo y escribo diariamente un poema. El libro Compañera te doy está ya impreso en Madrid, a falta sólo de tirar la portada. Anoche hablé con un hermano del dueño de la imprenta, encareciéndole que imprimiesen la portada lo antes posible. Espero que por todo el mes de junio próximo lo tenga en mi poder. Ya os enviaré un ejemplar, lo mismo que a Nicole, a la que no olvido, y para quien deseo los mayores bienes.
Tengo, además, otro libro casi acabado. Se titula Las islas en que vivo. Son poemas sobre el mar, escrito todo él en Los Cristianos, la playa adonde voy todos los años, el mes de julio. Estoy comprometido a entregar el original en septiembre para su publicación aquí en Tenerife. Sigo trabajando otro libro de romances, La vuelta a la isla, que va muy avanzado, si bien tengo prisa en forzar su conclusión.
Ani continúa sus estudios. El año pasado hizo 4° de Bachillerato y Reválida en junio y en septiembre el ingreso en la Normal de magisterio. Este año estudia 1° de maestro y en los primeros días de junio le darán las calificaciones del curso. Veremos qué pasa. Matilde bien. Con su SIMCA sin novedad, después de sufrir un pequeño accidente sin consecuencias. Por cierto que Matilde quiso enviaros algún obsequio para Patrice. Luego desistió de momento, pensando que sería mucho más hermoso lo que tuviere el sello de París que lo que pudiere ella remitiros desde aquí. Dame una idea de algo que le pudiera venir bien al niño para enviarlo por correo. Se trata de que en cierta manera participemos en vuestro gozo, no sólo afectivo sino materialmente. Dinos qué prefirirías para él de Tenerife y con el mayor placer procuraríamos complaceros.
Domingo [Pérez Minik] se jubilará el último de mes. Le quedará una buena pensión y tendrá tiempo para escribir. La editorial Guadarrama le está editando un nuevo libro de ensayos literarios y le ha encargado la reedición de otro agotado, poniéndolo al día y aumentando algunos capítulos más. Esta jubilación le conviene a Domingo, porque así podrá dedicarse intensamente a la labor de creación. No sé si me quedará algo importante por ahora. Gracias por los sellos. Un bello ejemplar el del franqueo de la carta. Hace podo, celebramos un acto en honor de Miguel Hernández. Fue magnífico por todos conceptos, con mucho público, policías incluso. Un abrazo y hasta otra.
Pedro
(Mándame los sellos de esta carta)
S/C de Tenerife, 20 de junio de 1967
Ms. Michel y Michèle Garcia Enjolras
Queridos amigos:
Me supongo habrán recibido mi carta última, extensa, como quería Michèle, aunque toda ella giraba sobre Patrice, y cuyo poema les enviaré muy pronto, cuando le dé los toques finales. El día 1 de julio me iré a Los Cristianos, que es la única playa de la isla que me permite bañarme a la hora que más me gusta, las 8 de la mañana, cuando el agua está muy fría y se va calentando al nadar. Estaré allí todo el mes de julio y después, Agosto y Septiembre, en Tacoronte, de donde bajaré diariamente a hacer la jornada de 6 horas de trabajo. En mi carta anterior, dejé de comunicarles algo importante. Se trata de un amigo que llegará a París el día 2 de julio. Es hijo de un íntimo amigo, compañero de Bachillerato. Se llama Alberto Galván Tudela y estudia Filosofía y Letras en Madrid. Deseo darles unos detalles sobre este estudiante. Se educó en un colegio religioso. Sus profesores vieron en él materia para hacer su agosto, quiero decir, cosecha y, contra la aspiración del padre, quisieron apropiárselo. Pero él royó el lazo y abandonó la tutela religiosa, dejando el colegio de los pescadores de inteligencias, para buscar su libertad. Es persona con quien podéis hablar de todo, sin reservas mentales. Le interesa mucho la vida animista, la mentalidad salvaje. Pienso que el Museo de L’Homme, en gran parte, le sugerirá muchas cosas. Le he dado vuestra dirección, más que nada para que no se sienta muy solo en vuestro nido de ciudad. El os podrá informar directamente de la vida estudiantil en Madrid, aspecto que también creo interesante. Ani sólo me aprobó 6 de las 11 asignaturas del curso. Tendrá que apretar en el verano para que pueda completar el curso en Septiembre.
En vuestra carta anterior decíais que no descartabais la posibilidad de volver a Canarias. Al menos eso quise interpretar yo. Ya sabéis que nuestra casa está siempre a vuestra disposición. Y esto no es formulismo, sino auténtica verdad. Matilde os quiere mucho, lo pasaríais bien. Me gustaría una foto de Patrice con el Teide al fondo.
Todos los amigos están bien. Lite ha tenido un gran éxito con su exposición, de crítica y de venta. El sábado anterior fue la clausura. Un acto muy emotivo. En casa todos muy bien. Conservamos el SIMCA sin contratiempos. También es vuestro si volvéis aquí.
Un fuerte abrazo y mis deseos que seáis felices
Pedro Cabrera
S/C de Tenerife, 26 de Enero de 1.968
Queridos Micheles:
Recibí vuestra carta de felicitación por Año nuevo. Lamento mucho la enfermedad de tu madre y deseo que ya se encuentre recuperada. Me satisface que Patrice vaya sobre ruedas, es un decir, quiero significar que se críe de perlas. No os había contestado para hacerlo con más tranquilidad.
Hace dos días os envié una carta personalmente con M. Patrick Webdberg, un importante crítico de pintura surrealista, que vino a ésta a inaugurar una exposición de los cuadros que quedan en Tenerife, desperdigados en colecciones particulares, de Oscar Domínguez, que vivió casi ininterrumpidamente en París desde el año 1927, o cosa así. Hemos hecho una gran amistad, como si nos hubiéramos conocido toda la vida. Tiene interés en conocer la tesis de Nicole sobre Gaceta de Arte, por lo que se refiere al surrealismo. Como no sé la dirección de Nicole, me he permitido darle una carta de presentación para Vdes. al objeto de que le relacionen con Nicole y le facilite dicha tesis.
Ahora sí que va por buen camino la publicación del libro mío Compañera te doy. Pero le he cambiado el título. Ahora llevará el de ENTRE CUATRO PAREDES, porque, como desde 1963 estaba el libro en Madrid pendiente de editarse, alguien que conoció su título [Alfonso Costafreda, 1966] me lo ha pisado y ha publicado un libro de versos con el título de COMPAÑERA DE HOY. Como veis, ya no puedo persistir en la denominación primera, porque aparecería yo como un plagiario. Ahora, después de retirarlo de Madrid, se va a editar aquí y de un día a otro comenzará la imprenta a trabajar en él.
¿Qué ha ocurrido con la tesis de Miguel sobre el Mono Azul? Creo que una vez le pregunté por ella, pero no me habéis dicho ni media palabra de la cuestión y me interesa saber en qué ha quedado el asunto, si lo terminó o no.
Siempre os recordamos con mucho afecto y os deseamos todo género de felicidades, mucho más ahora que tenéis una vida nueva de amor entre los brazos.
Espero que pronto pueda remitiros el libro. Y también otro que estoy ahora en gestiones de publicación, de romances sobre la isla de Tenerife. No sé si os dije que el dedicado a Vilaflor llevará vuestro nombre, en recuerdo de la excursión y almuerzo que realizamos bajo los pinares.
Nada más por hoy. Recuerdos y abrazos de Matilde y de Any. El abrazo de siempre para vosotros de
Pedro
Los sellos que franquean esta carta me los envías cuando me escribáis.
S/C de Tenerife, 26 de octubre de 1968
Sres. Miguel y Michèle Garcia Enjolras. Paris
Queridos amigos:
Recibí vuestra carta tan cariñosa como siempre sobre la preparación del viaje de Carmelo. No pudo pasar a visitaros. Hace un momento que estuve hablando con él sobre el viaje. Estuvo en París, pero le estaban esperando en Orly tres oceanógrafos franceses que, agradecidos por la ayuda de Carmelo en Copenhague, le cogieron y se lo llevaron a ver las instalaciones de su especialidad. Me dijo que no le dejaron ni un momento, y que lo llevaron fuera de París; en ocasiones y a las horas que le quedaron libres, como no eran a propósito para visitas, no se atrevió a molestaros. Yo lo siento mucho porque tenía verdadero interés en conocer vuestras confidencias a través de mi hermano y os pido en su nombre y en el mío disculpas por no haber ido a charlar con vosotros.
Hoy he puesto un paquete certificado-recommandé (perdonad si no está bien escrito le mot français) conteniendo 4 libros, 2 para vosotros y 2 para Nicole. Ya veréis, como os anuncié que en Vuelta a la isla, figura en romance de Vilaflor dedicado a vosotros. En el próximo libro irá uno dedicado a Nicole. El próximo se titulará Las islas en que vivo, y lo he escrito todo el a la orilla de la mar, en Los Cristianos, aprovechando el mes de vacaciones de cada año. Creo que se publicará en los primeros meses del año que viene.
Hasta la fecha va todo bien. No he tenido contratiempo con Entre 4 paredes, algunos de cuyos poemas son claramente rebeldes, como por ejemplo “Pesadilla”, un poema que ha producido un impacto entre los lectores. La edición ha quedado casi agotada al mes de haberse publicado. De tal manera que no se ha vendido en librería sino directamente por mí. Ahora se están ocupando los críticos de dicho libro. Hasta ahora estoy contento de lo que dicen.
Me complece mucho saber que Patrice se cría muy bien y que Miguel está ya sobre rieles. ¡Magnífico! Me parece que toda tu libertad de mujer la das por la alegría de tener un hijo como el que tienes. Esto me hace pensar en lo que ya sabía, que el sentido del hogar y de la maternidad es en Francia extrordinariamente vivo, aun gozando de la mayor libertad. Es formidable esta característica vuestra, este humanismo basado en la razón y el amor, en las razones del amor, donde la carne se hace pensamiento. Leo con satisfacción cómo se prepara Michèle para sus oposiciones. Te deseo mucho éxito y podéis considerar vuestros triunfos como si fueran míos.
Pérez Minik ha sufrido un mes de cama por una lesión de corazón. No es grave, pero este tipo de lesiones siempre son amenazadoras. Ya sale a la calle y ha vuelto a emprender sus actividades habituales, aunque con un ritmo más mento, para evitar complicaciones. Les hablé de vosotros y se complace en que estéis contentos.
Ani está haciendo el 3° de Magisterio. Se porta muy bien. Es la alegría de la casa y tanto Matide como yo nos sentimos más jóvenes a su lado. Os envían besos y abrazos las dos Mujeres de mi usufructo.
Os deseo las mejores felicidades y no pierdo la esperanza de algún día volver a compartir vuestra gentileza e amigos y de compañeros.
Aquí me tenéis en forma de isla, pero escuchando el rumor de vuestro recuerdo. Con un abrazo,
Pedro
S/C de Tenerife, 31-V-72
Michel y Michèle Garcia Enjolras. Paris
Queridos amigos:
Hace mucho tiempo que no sé de vosotros, pero vuestro recuerdo está siempre vivo. Deseo que Patrice y Virginia se críen bien y seáis muy felices. Yo ahora me encuentro muy bien. Después de la intervención de mi pierna no he tenido más contratiempos con ella. Por ese lado voy muy bien. Ani se casó el día 4 de marzo pasado y ya está en estado. El marido es un muchacho de Lanzarote y se dedica a comprar terrenos y luego vender los solares para edificar. Esto aquí, con el incremento turístico, es un buen negocio. Viven en un piso cerca de nosotros y nos vemos con frecuencia.
Literariamente, después de VUELTA A LA ISLA he publicado dos libros: HORA PUNTA DEL HOMBRE y LAS ISLAS EN QUE VIVO. En el primero hay un poema dedicado a Nicole, que creo que le gustará. Justamente hoy sale de aquí para París el Sr. Desplas Ponset, que ha estado unos días en Tenerife. Es un enamorado de la pintura de Oscar Domínguez y ha hecho fotos en color de los cuadros de Domínguez, entre ellos el que yo tengo. El irá personalmente a llevaros HORA PUNTA… Un ejemplar para vosotros y otro para Nicole. Se ha interesado mucho por el estudio de Nicole sobre Gaceta de Arte y quiere hablar con ella para un libro que desea excribir sobre Oscar y su pintura.
En Dakar, la Universidad me ha publicado una selección de poemas en francés. Está muy bien y en otra ocasión os remitiré un ejemplar.
Este verano pienso ir al norte de la Península. Saldr[emos] Mati y yo desde aquí en el Santa María, el barco que hizo célebre el portugués Galvao, hasta Lisboa y después seguir[emos] por Galicia y el Cantábrico, que no conozco. No sé si pasar[emos] por Francia, al menos prepararé el pasaporte por si tuviera tiempo de cruzar la frontera francesa, pero seguramente no iré a París, sino al mediodía francés.
Todos los amigos se encuentran bien. Y todos los que os conocieron recuerdan vuestra presencia en la isla.
Bueno, tengo muchas más cosas que contaros, pero lo dejaré para otra ocasión. Os escribo a máquina para que sea más fácil la lectura de ésta. Con un fuerte abrazo, sabéis que en esta isla tenéis el amigo de siempre y que os desea, en nombre de Mati y en el mío, los mayores bienes. Esperando tener vuestras noticias, es vuestro
Pedro
Atención: el número de la calle es ahora el 7 en vez del 5.
S/C de Tenerife, 7 de julio de 1972
Mr. Ma (sic) Michel Garcia
Queridos amigos:
Con gran alegría he recibido vuestra carta. Confirmo nuestra salida de aquí el día 11 de este mes. Iremos a Vigo en el Santa María, el barco de Galvao. Procuraremos estar en S. Sebastián el día 31 de julio. En S. Sebastián tengo un amigo. Esta es su dirección. Se llama CARLOS MUNGUÍA, calle Segundino Esnaola, 14-4°. Vosotros podéis ir a su casa y allí os informaréis donde encontrarnos. Yo le escribo con esta fecha para que estén advertidos de vosotros. Si tenéis alguna cosa que comunicarme podéis escribir a Munguía para Pedro García Cabrera.
Os doy también la dirección de Madrid. No sé cuándo llegaremos a la capital de España. Una hermana de Matilde vive en Madrid. Se llama Florencia Torres Marchal y vive en Poblado dirigido de los Cármenes, Bloque 54 Vda (sic) 904. Madrid-19. Tiene teléfono. Es el n° 4716617. Allí podéis escribir y ella nos transmitirá algún recado vuestro, pues nosotros le advertimos que si llega carta vuestra la abran y nos digan cualquier novedad que tengáis, pues nosotros procuraremos estar siempre en contacto con esta hermana de Matilde, dándole cuenta de nuestro viaje por el norte de España, a lo largo del Cantábrico. Nuestra idea es, desde S. Sebastián, bajar a Madrid por Pamplona y Segovia. Luego, de Madrid iremos a Córdoba, a ver los familiares de Matilde y luego seguiremos hasta licante, donde embarcaremos para Canarias en un barco de la Compañía Pinillos, que se llama el SALAZAR. Saldremos de Alicante el día 11 de Agosto por la tarde para Tenerife.
Espero que sí, que podamos vernos y estar juntos. Será para nosotros un gran regalo disfrutar de vuestra amistad.
Con un fuerte abrazo
Pedro
Madrid, 26-7-72
Queridos amigos:
¡Qué mala suerte! Estuvimos en Lequeitio, a unos 55 kms de S. Sebastián, esperando vuestras noticias. Había hablado con Carlos Munguía para ponerme en contacto por teléfono del sitio donde podríamos encontrarnos. En Lequeitio mismo habíamos hablado para una habitación en la misma casa donde dormíamos nosotros. En la mañana del 22, antes de salir en dirección a S. Sebastián, llamé a Munguía y me dijo que no tenía ninguna noticia de vosotros. Después, 2 días más tarde, tuve que llamar a Lequeitio porque se me había quedado unos souvenirs de la Cuevas de Altamira y nos informaron que, poco después de salir nosotros, llamarían Vdes. ¡Qué pena, penita, pena! Desde aquí, Madrid, al 28 de la mañana, saldremos para Córdoba a ver un hermano de Mati, que hace 30 años que no la ve; pero enseguida iremos a Jaén, a Valdepeñas de Jaén, donde nació Mati, casi en plena Sierra Morena. De allí seguiremos a Granada, y luego a Alicante, donde llegaremos el día 10 de Agosto por la mañana y embarcaremos para Tenerife al día siguiente, 11 por la tarde, en el vapor Salazar de la Compañía Pinillos. No sé si entre en vuestras posibilidades ir a Alicante. Creo que eso será para vosotros muy dificultoso. Pero, por si hubiera alguna posibilidad, os doy la dirección de la casa consignataria del buque, donde iré a sacar el pasaje de regreso a Canarias el día 10 por la mañana, y allí dejaré dónde me hospedaré la noche del 10 en Alicante por si hubiera posibilidad de encontrarnos. La oficia del buque es la siguiente: D. Miguel Polo. CID, 20. Alicante.
Con un abrazo muy fuerte de Pedro y Matilde
Guárdame los sellos del franqueo. -a c
S/C de Tenerife, 13-3-73
Queridos Michel y Michèle,
Acabo de recibir tu tesis sobre el poeta Pedro de Escavias. Es una sorpresa de órdago. He comenzado a leerla. Aún, sólo las páginas en que cronologizas los poemas. Algo hay muy eficaz: el utilizar los conceptos vitales de juventud y madurez para llenar el vacío que dejan las fechas. Es un método existencial del mayor interés. Te felicito. Ya te digo que es sólo la impresión de unas primeras páginas leidas. Más adelante, tal vez pueda decirte algo más. No, claro está, como crítico. Sino como lector.
Me imagino que estáis en Madrid. Y te remito esta apresuradamente por si fuera realidad que, efectivament, andáis por esas tierras. Matilde te agradece vuestro recuerdo, la tan bella carta dedicatoria.
Aqui todos bien. Aní vive independiente, en piso cercano al nuestro. Luego hay algo más relacionado con el nuevo matrimonio. Se llevan muy bien y están enamorados. El niño se cría muy bien. En cinco meses no ha tenido la menor indisposición. No sé si habréis recibido en París HORA PUNTA DEL HOMBRE, un libro de poemas, donde hay uno dedicado a Nicole. Os envié dos ejemplares, uno para vosotros y otro para Nicole. Creo que no los habéis recibido, porque no me habéis dicho nada de ello.
Un abrazo muy fuerte de Mati y mío. Que vuestros dos hijos tengan vuestra hechura, y salud, salud, salud en todos sentidos.
Pedro
_______________
[Tarjeta de Año nuevo 1974
Margen izquierdo: felicidades (vertical) 1.974
Margen inferior: isla de tenerife]
Isla de Lobos
Qué ideograma de la mar.
Qué sintaxis de piedras salteadas.
Qué gallo de pelea.
Estoy vivaqueando entre tus rocas,
rocas con un cariz de aves de presa,
rocas que rumian un tormento
de castradas colmenas,
rocas con un candado en las entrañas
y una luz de pimienta en los costados.
Pero rocas que me entran por los ojos,
pisapapeles de los mares,
para que la palabra en que sonrío
no se lleve de mi mesa el viento.
Pedro García Cabrera
Con el abrazo y mi deseo de que seáis muy felices con vuestros hijos.
Pedro y Matilde
31 marzo 1975
c/Santiago Cuadrado, 7-2°. Santa Cruz de Tenerife
Queridos amigos:
Recibimos vuestra tarjeta de felicitación para este año. En ella decís: “Se acerca el momento en que os podremos visitar”. Deseamos, Mati y yo, que se realice vuestro deseo. Nuestra amistad tiene los brazos abiertos para recibiros. Pero queremos saber la fecha en que pensáis venir porque nosotros proyectamos hacer una excursióneste año, a comienzos del verano, a Italia y Grecia.
Tenemos mucho que hablar. Entre nosotros he transcurrido bastante silencio, demasiados días en blanco, como si el afecto se hubiera enturbiado. Y no es así ni por nuestra parte ni por la vuestra.
Cuando Michel publicó su estudio sobre el poeta andujareño Pedro de Escavias, os escribí una carta acusando recibo del libro. Tardé tiempo en hacerlo porque lo leí de cabo a rabo antes de contestar a su envío. Dirigí la carta a Madrid, a Meléndez Valdés, 7, creyendo que estaríais en aquella capital. No fue así y me devolvieron la carta un mes después de haberla puesto al correo. En ella hacía unos comentarios muy satisfactorios sobre la obra. Dicha carta la conservo, devuelta y sin abrir, como prueba de mi interés por el trabajo de Michel. No te la envío hoy porque en este momento tengo desorganizado el conjunto de mis libros y papeles por estar cambiando los estantes de mi biblioteca. Si venís, os la entregaré a mano y si no, la remitiré por correo en otra ocasión. Ya veis por esto cómo el silencio no significa olvido.
Cuando el verano de 1972 se frustró el vernos en San Sebastián y haber pasado a Francia, es lo cierto que estuvimos esperando en Lequeitio 4 días y que salimos del país vasco un día antes de la llegada de Michel.
En otra ocasión estuvo aquí un crítico y coleccionista francés de pintura surrealista y le interesó mucho la tesis de Nicole Avant sobre la Gaceta de Arta. Quería visitar a Nicole en París a su retorno a ésa, pero como no sabía, ni sé ahora tampoco, dónde residía ella, le di vuestra dirección por si vosotros la sabíais que se la facilitarais. Con este señor os envié dos ejemplares de un libro de poemas que acababa de publicar, titulado HORA PUNTA DEL HOMBRE, uno para vosotros y otro para Nicole, en cuyo libro hay un poema dedicado a mi inolvidable amiga, a la que tanto Mati como yo recordamos de vez en cuando, lo mismo que a vosotros. Estoy seguro que dicho personaje no se puso en contacto con vosotros ni os entregó los libros enviados. Si alguna vez sabéis la dirección de esa golondrina blanca que se llama Nicole, decidle esto y que le remitiré otro ejemplar del poemario tan pronto sepa bajo qué techo está ahora posada.
Yo me he jubilado ya, desde diciembre pasado. Ahora dispongo de más tiempo para todo lo que me interesa. En noviembre pasado, estuve en Madrid y di un recital poético en el Ateneo. Dejé allá el original de un nuevo libro, las ELEGÍAS MUERTAS DE HAMBRE, que quedó en publicarme la colección ADONAIS, aunque hasta la fecha no tengo noticia sobre el asunto.
Ani tiene solamente un niño, Carlos Javier, que acaba de cumplir 2 años y medio. A Matilde la llama Abi y a mí Puco. Son nombres de su cosecha. Es una preciosidad. El matrimonio se lleva bien y viven cerca de casa. ¿Y Patrice y Virginia? Ya nos contaréis de ellos.
Esperamos vuestra contestación con la fecha aproximada del proyecto de venir a Tenerife para nosotros combinar nuestro viaje a Italia y Grecia. Iremos en avión, en excursión colectiva. Es decir, no llevaremos el coche, un Fiat 124 especial, que utilizaremos cuando vengáis a la isla.
Muchos abrazos de Mati y míos para los dos, deseando mucho volver a veros.
Pedro y Matilde
PS. Nosotros pensamos salir de aquí a Madrid en mayo y, desde allí, ir a Italia y seguir a Grecia. También, desde Madrid, pensábamos ira Francia a saludaros. Ya nos dijéis lo que sea más conveniente para que todo se combine bien por ambas partes.
Santa Cruz de Tenerife, 14 de enero de 1[9]76
Sres. Michèle – Michel Garcia Enjolras. PARIS
Mis queridos amigos:
Os deseo que el año haya comenzado bien. El verano pasado estuvimos en Italia y después un mes en Andalucía: Córdoba y Jaén. No pudimos ir a Francia porque, esperando localizar al hermano de Matilde, el cual residía en Tolosa pero que ya no está allí y no sabemos aún dónde para, se nos hizo tarde y suponíamos que hiciera mucho calor para acercarnos a París a veros. Tal vez podamos ir este año si Miguel no viene a Madrid como pensaba el año pasado. De todas maneras, conviene que os digáis hasta cuándo estáis ahí y nos remitan el número del teléfono para poder avisaros, si vamos. Nosotros seguimos muy bien. Después de mi jubilación dispongo de mucho descanso y trabajo bastante. En estos días, acaba de publicarse en Madrid, en la colección ADONAIS, un libro titulado ELEGÍAS MUERTAS DE HAMBRE, que trata del hambre infantil en la sociedad de consumo. El libro se estructura como una mesa muy alta, en la que están servidos todos los granos elementales, – frijol, lenteja, arroz, maiz, trigo, etc. – y cada grano hace la elegía de sí mismo, no pudiendo llegar a las manos y las bocas de los niños que en torno a esa mesa se mueren de hambre. Aún no tengo críticas sobre este libro que, como digo, acaba de aparecer y del cual no han llegado todavía ejemplares a la isla.
Os incluyo la carta que os escribí cuando Miguel publicó su Repertorio de Príncipes de España y que me devolvieron por haberla dirigido a la dirección de Menéndez Valdés, 7 en Madrid, donde indicaba el remite del paquete con el libro y yo supuse que estaría en la Península. Luego se me extravió la carta devuelta, como os dije en mi anterior. Pero os adjunto a ésta la empeñada en no llegar a su destino.
El niño de Aní se cría muy bien. Ahora está para dar a luz su segundo hijo. Lo espera para fines de este mes. Ella quisiera una niña para tener la pareja. Veremos qué trae la cigüeña.
Ahora hay aquí una chica, alumna de la Universidad de Nantes, Danielle Sotto, que se ha hecho muy amiga mía. Lleva en la isla unos 3 años. Vino a perfeccionar su español, que ya tiene bien aprobado. Pero le falta una tesina y, a petición de ella, la ha autorizado dicha Universidad para que la haga sobre mi poesía. Ahora está trabajando en ella. No recuerdo si os dijo que la Universidad de Dakar, que tiene una sección de publicaciones latino-americanas y africanas, me ha publicado una antología bilingüe de mis libros. La dirige el profesor F. L. Durand, que me hizo la traducción al francés, y uno de los próximos días en que tengo que escribirle, le diré que os remita un ejemplar del cuaderno poético en que figuro.
Deseo saber muchas noticias vuestras, de Patrice y Virginie, de las actividades docentes y literarias de Michel y de todo lo que os venga en ganas. Nosotros siempre somos los mismos que conocisteis y, casi sin palabras y sin cartas, os tenemos bien metidos en la intimidad. Con muchos abrazos de Matilde y míos, sabed que os queremos
Pedro
Santa Cruz de Tenerife, 27-X-76
Queridos Michel y Michèle:
Ha sido una grata sorpresa recibir vuestra tarjeta. Ya deduzco por ella que habéis conseguido este año la beca que no pudisteis lograr el 75. La enhorabuena. Unos días antes de comunicarnos vuestra estancia en Madrid, os había enviado con mi hermano Carmelo, el oceanografólogo, que estuvo en París, mi último libro, ELEGÍAS MUERTAS DE HAMBRE así como otro, HORA PUNTA DEL HOMBRE, donde hay un poema dedicado a Nicole. Seguramente estabais ya en Madrid, aunque de todas maneras mi hermano no hubiera podido veros en París, porque tuvo que salir urgentemente rumbo a Costa Rica a firmar unos tratados de pesca entre aquel país y España. Me trajo los libros enviados y en la primera ocasión los haré llegar a vuestro poder. Mati y yo iremos a Madrid el próximo mes de mayo, pero si para dicho mes no estuvieseis en esa, podríamos adelantar el viaje para poder abrazaros y charlar con vosotros y conocer vuestros hijos, si están a vuestro lado.
Nosotros estamos en la actualidad pasando dos meses, octubre y noviembre, en una residencia a orillas del mar, en el Puertito de Guimar, a 23 km. al sur de Santa Cruz, si bien todas las semanas vamos a casa para recoger la correspondencia. Esta es la razón por la cual no he acusado recibo antes a vuestra tarjeta. Mis 71 años y los 70 de Mati no nos pesan mucho todavía y podemos bañarnos a mar abierto casi todos los días. Ani tiene dos niños, ambos varones, uno de 4 años y el otro nacido hace unos meses. Estoy muy contento con el ligero airecillo de libertad que comenzamos a respirar, si bien todavía no podremos echar las campanas al vuelo. España es un rompecabezas que cuesta mucho entender. Cuando tengáis algún rato libre, contadnos de vuestras cosas para llenar el vacío de tanto silencio. ¿Cuál es tu trabajo ahora, Michel, con esa beca? Y tú, Michèle, ¿Qué jugo le estás acando al tiempo? ¿Cómo van los dos chicos, si no ha aumentado la descendencia? No es necesario que os diga que seguís estando en nuestro corazón y que os deseamos los mejores éxitos en todos los niveles. Os abrazan fuertemente
Pedro y Matilde
[Extractos de mi diario]
Abril de 1977, Pedro y Matilde viajan a Madrid. El miércoles 13, paso a recoger a Pedro al Ateneo donde tiene previsto dar un recital la semana siguiente. Pasamos revista a todos los amigos canarios.
El sábado suguiente, día 16, comemos con Matilde y Pedro en la Casa de Velázquez con los niños. Después de comer, largo paseo en el Retiro. Tomamos té en casa en compañía de Fernando Baeza. Pedro nos cuenta su guerra y los años de la posguerra.
El miércoles 20, lectura del Romancero cautivo en el Ateneo por Pedro. Como si volviera a descubrir el texto a medida que lo lee. Un oyente observa que esos poemas, a pesar de haber sido redactados en condiciones trágicas, no manifiestan ningún sentimiento de odio. Responde un amigo de Pedro, con la aprobación de este, de que los Republicanos (en sentido lato pero resulta tanto más significativo que el término designe a las izquierdas en general, bajo la monarquía heredada de Franco) no han mamado el odio, en contra de sus enemigos. No conocen ese sentimiento.
El miércoles 27, coincido con Pedro y Matilde en la tertulia de Ínsula.
La pareja come con nosotros y unos amigos nuestros el 1° de mayo. Paseo por el Retiro.
Ultimo encuentro, lunes 19 de junio de 1978, en Madrid.
Los García Cabrera vienen a tomar el té y cenar con nosotros. En cierto momento, Pedro deja estallar la alegría que le produce estar con nosotros y expresa sus sentimientos por medio de una enternecedora efusión. Conmovedor. Quizás vaya yo a visitarles este invierno. Les acompaño a Carabanchel.
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ANEJOS
Cartas de Enrique Lite
Tenerife, 12-3-65
Mis queridos Micheles:
A pesar de que ya ha transcurrido una semana desde mi llegada a la Isla, esta es la primera carta que escribo. Es lógico. Es natural. Así es por un imperativo incuestionable: el de mi afecto, mi recuerdo y mi agradecimiento. Los Micheles, los padres de los Micheles, el primo de los Micheles han sido mi caballo de batalla en todas las conversaciones y a cada instante, cada vez que tengo que hablar sobre mi viaje, son Vds., mis queridos Micheles, los que tienen que centrar cualquier tema que trate. Ahora mismo, mientras escribo en mi pequeña habitación de trabajo, mi mujer me interrumpe divagando cómo distribuiríamos la casa para albergarlos cuando vengan a Tenerife. Sin gran esfuerzo lo hemos logrado, con lo que ya pueden contar con el pan, la sal y el mesón en este “remiendo del pantalón del Atlántico”. Y no permitiré que sea en otra parte. Esto por descontado.
Sentir lo que por referencias se sabe no deja de ser curioso. Es una gran experiencia. Dolorosa. Triste. Alegre, poco pero alegre. He leido y oido cientos de veces que el regreso es una inmensa satisfacción que, a su vez, produce en el mismo instante otra insatisfacción. Ahora sé que esto es cierto. Estar en mi casa, con mi mujer, mi madre y mis chicos es sin duda alguna maravilloso. Puesto en una balanza legal, no lo cambio por todo el Barrio latino, ni por París entero. Pero, siempre el dichoso “pero”, no puedo borrar del pensamiento mis retrasadas llegadas a “Odeon”, el café en Danton y la galopada por la Rue de [l’]Ecole de Médecine hasta Gay-Lussac para encontrarme con Vds. o con Nicole a la hora señalada. La verdad, desde aquí lo digo con nostalgia, que nunca pude hacer este trayecto sin pararme un instante en los puestos de libros, en una tienda de música que hay en Lussac y dar una lejano vistazo al Jardín de Luxemburgo. Y como esto tantas y tantas cosas más. En especial cuando me encontraba un tanto a solas y sabía que, a la distancia del metro de Montmartre – Pte de Saint-Cloud, tenía colocada en la mesa la servilleta que señalaba el lugar que, como uno más de la familia, me correspondía. Para qué seguir hablando de esto. Han sido horas, días, inolvidables que no pienso dejar para siempre en la memoria, sino simplemente como un antecedente para reanudarlos con más firmeza.
He estado con Pedro, Matilde, Domingo, Rosita y todos los amigos comunes. Al sencillo relato de mi estancia en convivencia con Vds. se han conmovido. Y en todos se palpa el mismo deseo de volver o ir por vez primera a ese París en el que saben que disponen de unos extraordinarios embajadores para el conocimientode su vida y su intrincado paisaje urbanístico y humano. Las mujeres quedaron encantadas por sus pañuelos y sus perfumes y nosotros, los maridos, por nuestros libros. En fin casi el final de un cuento rosa al que rápidamente, en lo que a mí se refiere, ha roto la realidad cotidiana de mi trabajo, las naturales preocupaciones del hogar y esa pequeña problemática cotidiana que es la convivencia en esa extraña fauna de pintores, poetas, escritores y demás profesionales del crimen en la que por destino y propia voluntad me veo envuelto.
Claro que esto no me importa. Al contrario: me apetece. Y cada vez que decido apartarme de todo ello me lleno de una amarga nostalgia que me impele a sumirme de nuevo en tan absurdo y paradójicamente lógico mundo. No sé porqué cuento estas cosas, pero como han salido así, a vuelamáquina, pues ahí quedan.
En Madrid estuve con Félix Grande. Es un gran chico, un excelente conversador y un buen poeta. ¿Qué más se puede pedir? Recordamos durante un par de horas nuestras horas parisinas, distantes y al propio tiempo iguales por la comunidad de amigos y lugares que frecuentamos. Naturalmente evocaba con regocijo su conversación con Bernadette y con gratitud la defensa de que fue objeto por parte de Florence en medio de una discusión de no recuerdo qué película española. Su esposa es encantadora. Lamenté de verdad no poder estar con este ya amigo algún tiempo más, pero otras gestiones, la premura de tiempo (solo estuve dos días) y mi obligada visita de cinco horas al Prado (siempre tres para Goya, una al menos para Velázquez, media sin duda para el Greco y el resto a la buena de Dios) lo impidieron.
Creo que tenía razón en cuanto se refiere al problema de los estudiantes. Tanto Félix como otros amigos compartían plenamente mi punto de vista expuesto ante Vds. y especialmente ante Olmo [Olmos García] (para el que ruego un caluroso saludo y mi promesa de esribirle en el acto hablándole de muchas cosas y de gentes que aquí le conocen). Los estudiantes han querido a toda costa que su problema se circunscriba al área puramente universitaria, para que en ningún caso se pudiera tachar al movimiento de tener un carácter eminentemente político. Desde luego esto es una habilidad perfectamente llevada a la práctica, hasta el extremo de que, como deben Vds. saber, rechazaron la colaboración de obreros de la fábrica Pegaso para unirse a las huelgas. Quiero decir que han conseguido el fin propuesto, es decir que el el Gobierno no pudo esgrimir la escusa revolucionaria para destruir por la fuerza la oposición universitaria, aunque en la práctica haya empleado esta fuerza para reprimirla. Ahora se ha llegado a un acuerdo para dialogar, sin que este diálogo signifique dejación de posiciones por ninguna de las partes. También esto ha sido un éxito. Pero de ahí a las conclusiones definitivas que se estimaban en París hay un mundo. Al pueblo, en sí, el problema no le ha interesado. Se ha logrado difundir en su ánimo una especie de “slogan” que prosperó mucho y que viene a ser algo así como “esto se permite a los estudiantes porque son unos señoritos”, con lo que logran desprestigiar un tanto sus reacciones y apetencias. En concreto, se está tratando de conseguir que pueda darse un serio paso en la consecución de libertades ordenadas y de claro pensamiento. Aun no se sabe si ha de lograrse o no. Yo creo que sí. Que se cederá en parte. Pero, por el momento, nada más. Aunque ya es bastante. Podría extenderse ampliamente y con detalle pero Vds. saben que no es posible. En cartas sucesivas les daré más noticias, impresiones, etc.
Quiero que me escriban en francés para así practicar. Yo lo estoy estudiando con ahinco. Como dicen que lo más difícil es la música del idioma, creoque tengo un buen trozo de camino andado. Pues esa música del hablar francés la llevo claramente metida en lo hondo de mi recuerdo.
[en el margen, escrito a mano:
Pág. 1: Escriba a Nicole. No he recibido los libros. Hemos bebido el riquísimo calvados. Adjunto una foto que encuentro a mano. Mandaré más y libros. Escribo muy mal a mano. Y a máquina. Pardon.
Pág. 2: A vuestra madre un muy fuerte abrazo. A vuestro padre con la misma fuerza. A vuestro primo. A todos ( el sr. que vive con Vds. ¿cómo es su nombre, por favor?). Quiero carta de Vds. en seguida.]
Enrique Lite Lahiguera
[sin fecha, 1965]
Mis queridos Micheles:
Ni siquiera intento disculparme. Solo me limito a pedir perdón y comprensión de esa ilimitada capacidad que para entender a las personas tienen tanto tú, Michel[e], como tú, Miguel. Y tengo la seguridad absoluta de que en el ánimo de ambos está que mi amistad es fervorosa y firme, mi recuerdo continuo y mi agradecimiento, orque a vuestro lado pasé uno de los momentos más felices de mi vida, constante. Esto que escribo no son frases, son realidades que quisiera poder hacer patentes de alguna manera. Saben Vds. perfectamente que soy poco inclinado a hablar de mí y de lo que hago y esto porque tengo conciencia plena de que una y otra cosa carecen de importancia. Pero lo cierto es que en estos últimos meses he tenido un agitado vivir, todo lo agitado, claro está, que mi Isla permite, y si vivir entre las cuatro paredes del mar puede, en puridad, llamarse así. Me explicaré.
Como creo que ya les dije en mi última y única carta después de mi regreso (hasta la máquina se ha puesto colorada al escribir “última y única”), hube de terminar los murales que me fueron encargados para una fábrica de cigarros. Se trata de una industria modelo y los murales están situados en el gran “hall” y en la sala del consejo de administración. Tan pronto las tenga les enviaré fotografías. Después de esto, he pintado intensamente, tratando de asimilar y traducir en mi lenguaje lo mucho que en mi viaje vi. Esto dio el positivo resultado de que se me concediera el Premio de Honor en el Certamen Regional de Pintura que cada año hace el Ayuntamiento de Tenerife, con el consiguiente escándalo de comentarios, críticas violentas y excesivamente laudatorias, etc. Al mismo tiempo, me atreví a correr el riesgo de terminar la carrera de Bellas Artes y revalidarla ante un tribunal especial enviado por la Dirección General de B. A. Afortunadamente obtuve el título. Y ahora estoy ultimando los bocetos de un mural de cincuenta metros para un gran hotel del Puerto de la Cruz. Quiero hacer una exposición individual en Las Palmas y, a principios del año próximo, otra en Madrid. Y si a esto añaden que desde las ocho de la mañana hasta las dos de la tarde trabajo oficialmente para tener un ingreso fijo, y mis cinco muchachos, no les extrañe en absoluto que la próxima noticia que tengan de mí sea que he ingresado en un manicomio.
Sé que nada de esto que les digo significa que no haya tenido los diez minutos necesarios de tiempo para escribirles. Es cierto. Nadie más que yo puede hacerse tantos reproches por esta absurda desidia. No sé, no sé… no sabría qué decir si me encontrara ante Vds., y ante Nicole, la extraordinaria Nicole y Bernadette y Florence y no digamos Correa y Olmo[s] y Murcia y en especial Rubén y su mujer y el maravilloso París que por la mano de todos Vds. pude conocer. Necesario es un punto especial para rogarles que todas estas escusas (banales, desde luego) las trasladen a vuestros padres y para que les digan que, si alguna vez vuelvo a París, aunque se enfaden (sé que no) me volveré a sentar en el sillón del fondo de la sala, tomándome un whisky, encendiendo un cigarrillo con el mechero mágico y conversando con tu primo sobre mi frío y su catarro (tendrá que tener un catarro cuando vaya, pues yo garantizo que tendré frío).
El sinvergüenza de Manolo Casanova ha regresado. Digo el sinvergüenza con todo el cariño que los íntimos amigos ponemos al aplicar esta palabra cuando la empleamos con afecto. Cuenta que no acaba. Como habrán comprobado, es hombre simpático y, garantizo, de una amistad leal y sólida. Dije antes sinvergüenza porque a última hora me enteré de su marcha, mejor dicho, del día de su marcha. Yo hubiera querido que llevase algo a todos. En fin… otro pecado más. Entre Manolo y yo se ha suscitado un problema que yo me anticipo a resolver. Si se entera, me mata. Cuando Vds. vengan aquí. O Nicole. O Rubén. O quien sea que digan Vds., han de vivir en mi casa. A Manolo le dejaremos que nos lleve en su coche a dar vueltas por ahí.
Toda esta carta está desbalazada, incoherente y tonta. Es un testimonio de arrepentimiento y así tienen que comprenderlo. Esta semana escribiré ampliamente sobre otras muchas cosas. Quiero hacerles muchas preguntas para algo que estoy escribiendo; ¡¡por favor, no dejen de contestarme!!
¿Dónde está Nicole?
Un abrazo, muy abrazo,
Enrique
[añadido a mano]
Envié un catálogo de una exposición. ¿Lo recibiste?
A Nicole le escribí. ¿Dónde vive?
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Carta de Maud Westerdhal
Apartado 387.
Santa Cruz de Tenerife.
Islas canarias.
29 mars 1965
Chère Michèle cher Michel
Merci retardé pour votre mot de nouvel an, et re-merci pour le merveilleux foulard apporté par Lite. C’est très gentil de votre part ; mais je ne dis pas qu’il ne fallait pas, car je suis ravie – c’est mon style et c’est ma couleur, parfaitement choisi. Lite vous est très reconnaissant ; il dit que grâce à vous il a bien profité de son séjour à Paris, que vous avez été des amis et des guides délicieux et dévoués. Je m’en réjouis pour lui, car il aurait pu aller au ratage, seul, sans amis et avec très peu de sous. Il ne pense plus qu’à retourner au plus tôt vers la Gaule et se donne – ceci strictement entre nous – des airs de grand voyageur, grand connaisseur de musées, le gars qui en sait long, qui me fait un peu rigoler sans aucune méchanceté.
Ici vous savez que la vie est assez calme. Ça a pourtant remué un peu cette année, de bones expositions, des vites d’amis étrangers, de bons concerts. Nous avons passé 3 semaines excellentes avec E. L. T. Mesens, le chef du groupe surréaliste belge, un vieil ami à moi, et nouveau, mais du genre coup de foudre réciproque, ami d’Aduardo. Oh ! les conversations en toute liberté, où l’on peut tout dire, et qui feraient frémir les espagnols les plus libres d’esprit, les scandales de Mesens à l’hôtel Mencey, toujours contrebalancés par son exquise éducation et sa gentillesse constante, les grandes rigolades et les grands gros mots sans complexes, ce que c’est agréable et rafraîchissant.
Hugo grandit de façon scandaleuse. Il est fort beau garçon, mais entre dans une période moins tendre, plus indépendante et rebelle. C’est normal, il se libère un peu de nous ; ce n’est pas du détachement ni de l’indifférence, mais l’affirmation de son intégrité personnelle. Notre maison de Bajamar est pratiquement finie ; on meuble petit à petit pour louer pour l’été. En conséquence, les finances sont fort basses et il n’est pas question, d’ici longtemps, d’un voyage. Eduardo, né ici, est plus patient, mais on verra combien de temps je tiendrai le coup avant d’aclater comme une cocotte express trop chauffée (moralement, et physiquement avec l’été qui s’amène).
Mais, si nous n’allons pas à Lagardère, Lagardère viendra peut-être à nous. Vous qui êtes plus mobiles que nous (le savetier et le phynancier), viendrez peut-être che(rcher ici le soleil dont nous avons à revendre. Nous serons heureux de vous revoir, et vous envoyons notre sincère amitié.
Maud Westerdahl
Muy cariñosos saludos y la esperanza de volverles a ver pronto
Eduardo
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EPÍLOGO
En noviembre del año pasado (2024), después de transcribir las cartas de Pedro García Cabrera, decidí depositar los originales en una institución canaria que los conservara. Mi colega Eduardo Aznar Vallejo me informó de la existencia de una Cátedra Cultural Pedro García Cabrera en la Universidad de La Laguna, cuyo director es el Profesor Guadalberto Hernández. Este me puso en contacto con Cecilia Domínguez, que había conocido a nuestro amigo Pedro, el cual había prologado su primer poemario publicado, y con Nilo Palenzuela, que había dedicado su Tesis doctoral a la obra del poeta. No podía imaginar mejores interlocutores para mi proyecto y, de hecho, las cartas ya están en el Fondo del Archivo Pedro García Cabrera de la Biblioteca Municipal de Santa Cruz de Tenerife.